Vuelos comerciales supersónicos, ¿un futuro de éxito?

Recreación del futuro avión supersónico Overture de Boom Supersonic.
Recreación del futuro avión supersónico Overture de Boom Supersonic.
El transporte aéreo, salvo la excepción que supuso el Concorde, sigue volando a la misma velocidad que en los años 60. Si bien es cierto que la aviación comercial ha evolucionado enormemente, merced a grandes logros técnicos y de rendimiento, no ha sido así en lo que a la velocidad se refiere.

En el ámbito de los vuelos supersónicos, el Concorde fue un fracaso por varios motivos. Primero porque se desarrolló justo antes de las crisis de combustible, que puso el precio del carburante a niveles prohibitivos para el gran consumo que demandaba este avión. En segundo lugar, porque su densidad de pasajeros a bordo era muy baja como para rentabilizarlo. Y, por último, porque tuvo una limitación que complicó totalmente la ventaja de los vuelos supersónicos, y estaba en tierra: tanto a la salida como a la llegada tenía que ir a velocidad subsónica para reducir la contaminación acústica. Así las cosas, solamente en el espacio aéreo sobre el mar y a distancia de la costa podía alcanzar la velocidad de crucero, por lo que el ahorro de tiempo de vuelo era menor de lo que podría.

Se sumaba a lo anterior otro problema, que la autonomía, por la escasa capacidad de sus tanques de combustible, era baja, lo que hizo del Concorde una opción válida solo para determinadas rutas. Lo que se intenta ahora, con las nuevas tecnologías de propulsión, es aumentar el alcance sensiblemente y reducir los costes con nuevos motores y que sea compatible con el medio ambiente. Ambas son cuestiones clave para intentar que la aviación supersónica comercial tenga futuro. Bajo este concepto, el plan de Overture de Boom Supersonic es acertado.

Realmente hay un núcleo de pasajeros de altos ingresos para las compañías aéreas que estaría dispuesto a pagar un poco más por acceder a vuelos comerciales supersónicos, pero el éxito estará en que el coste de hacerlo no sea mucho mayor que el de un billete de tarifa alta de Business. Obviamente, los mercados a los que se dirigirá esta oferta son aquellos capaces de generar pasajeros de muy alto ingreso para las aerolíneas, como Norteamérica, Asia, Inglaterra y algunos países de Centroeuropa. 

Existe un mercado, es cierto, como también lo es que los riesgos de desarrollo de producción son altos, con lo cual la potencia de capital de las empresas, no solamente el fabricante de los aviones, sino de los motores, de los equipos, etc., tiene que ser elevada, pues todavía faltan años para que haya un núcleo de pedidos suficiente como para que los aviones supersónicos sean rentables. 

Sin ese respaldo financiero, este programa puede ser muy complicado, pues sus costes de desarrollo son muy superiores, dado que incorpora nuevas tecnologías en todos los ámbitos, al de un avión comercial normal, que ya de por sí implica una inversión de desarrollo astronómica.


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