La incorporación a la flota de Iberia de sus primeros Airbus A320neo y A350-900 es el mayor símbolo de la modernidad de esta compañía que tiene 91 años de historia y que siempre se supo adaptarse a las circunstancias desde los incipientes comienzos de la aviación comercial, pasando por guerras y bloqueos, autarquías, políticas de Estado, privatización, liberalización, feroz competencia y retos permanentes. Que es de las mejores aerolíneas del mundo lo atestiguan sus records de puntualidad, los mejores del planeta en los dos ejercicios pasados, y sus cuatro estrellas de la prestigiosa consultora especializada Skytrax.
Hoy, bajo el paraguas de su propietario, IAG, presenta batalla en todos los frentes, siendo líder en el tráfico aéreo con Iberoamérica, con una apuesta eficiente a través de su franquiciada Iberia Regional Air Nostrum, enfrenta con éxito la dura pelea con las compañías de bajos costes mediante Iberia Express y su ahijada española dentro International Airlines Group, Vueling, que mantiene un espectacular crecimiento, y en el largo radio en Barcelona con Level, marga del grupo que se posiciona también en París para líneas transatlánticas y en Viena en el mediano alcance, tras la decepción de no hacerse con el control de los activos de la quebrada Niki austriaca.
Quizás uno de los grandes éxitos de Iberia en tiempos recientes fue no haber considerado como un reto el crecimiento a ultranza que se propusieron otras grandes aerolíneas (y también ella en los tiempos en los que pertenecía al Estado, con nefastas compras en Venezuela, Argentina y Chile), con lo cual ha podido afrontar muy bien, con recortes moderados, los duros tiempos de crisis económica, que, gracias a pequeñas reestructuraciones, le permitieron regresar a una senda de rentabilidad admirable, mientras otros, como Air France-KLM o Alitalia, se desesperan con grandes pérdidas y conflictos laborales, en tanto que Iberia ha sabido llevar con maestría las relaciones con sus empleados.
Iberia sigue siendo fuerte y potente sin estridencias con una competencia a la que no tiene nada que envidiar, mientras la otra compañía de red nacional, Air Europa, está muy lejos de llegar a su nivel. No han tenido éxito, por lo menos de momento, las gestiones de IAG para hacerse con el control de Norwegian, que, al margen de sus vuelos de cortas y medias distancias de bajos costes en el Viejo Continente, quiere pisar cada vez más fuerte en el terreno intercontinental, aunque acogotada por su endeudamiento. Seguimos creyendo que la noruega haría un magnífico papel en manos de este grupo europeo que controla también British Airways y la irlandesa Aer Lingus.
Quedan nueve años para que Iberia celebre sus cien años de vida, una de las compañías aéreas más longevas del mundo y hoy una de las mejor gestionadas, gracias a haber explotado muy bien sus nichos de mercado y saliéndose pocas veces del escenario natural que le corresponde. Moderna eficiente, tuvo el acierto de volver la mirada en los últimos tiempos de manera contundente hacia el cliente. Su renovado espíritu es prometedor y un orgullo para España.