Porqué un accidente aéreo como el de Washington sería poco probable en España

Ilustración generada con Dall-e 3.
Ilustración generada con Dall-e 3.
En todos los accidentes aéreos nunca hay un solo fallo, son siempre un cúmulo de circunstancias las que redundan en la catástrofe. En la totalidad de los casos diría que hay, además, un fallo humano, ya sea de pilotaje, de control del tráfico aéreo, de mantenimiento o de fabricación.

El espacio aéreo alrededor de Washington está muy saturado por el tráfico civil y el militar, a lo que tampoco son ajenos los organismos del Estado, empezando por la Casa Blanca. Esta congestión hace que pueda haber movimientos irregulares, incluso de aviones de combate o, en general, de aeronaves militares.

En el trágico accidente aéreo del pasado 29 de enero en Washington D.C., cuando un birreactor regional CRJ700 de PSA Airlines, operado para American Airlines, colisionó en plena aproximación con un helicóptero militar Black Hawk, aparentemente éste estaba realizando un vuelo de entrenamiento y movimientos erráticos, seguramente dentro de lo que era el programa de instrucción que estuviera ejecutando.

Esos vuelos de práctica, teniendo en cuenta que hay que dar protección al conjunto de las instalaciones estatales que acoge Washington, desde la Casa Blanca al Pentágono, pasando por el Capitolio, son inevitables, lo cual no quiere decir que no haya que tener un margen de seguridad para la operación del tráfico aéreo civil y también, por supuesto, para el militar.

Seguramente ha habido un error, varios muy probablemente, entre otras cosas llevar a cabo un vuelo de entrenamiento de una aeronave militar, el Black Hawk, en un espacio aéreo no segregado siendo posible que, a diferencia de Europa, en donde las aeronaves militares tienen que tener sus equipos de navegación compatibles con la aviación civil, en este caso no se diera. En cualquier caso, es absolutamente anormal y anómalo la aproximación de esa aeronave militar a un vuelo civil que, claramente, estaba en aproximación en su senda de planeo. 

En este contexto, la actuación de Trump señalando culpables es absolutamente inaceptable. En la aviación comercial siempre se ha respetado la espera al informe de la comisión correspondiente de investigación de accidentes, que está liderada por la Federal Aviation Administration (FAA) norteamericana, antes de dar una opinión, pues es claro que hay circunstancias que ahora pueden ser desconocidas. Un no profesional y no conocedor de estos temas ocupando la Presidencia de una nación debería haber tenido más moderación y haber esperado al preceptivo informe.

En España no hay esos niveles de congestión del tráfico aéreo y los movimientos de aeronaves de bases militares son compatibles plenamente con los civiles, de ahí los procedimientos de seguridad que hay, por ejemplo, en la base aérea de Torrejón de Ardoz, en Madrid, con respecto al aeropuerto de la capital.

Además, hay múltiples zonas segregadas para el entrenamiento de aeronaves militares que no tienen ninguna interferencia con el tráfico civil y a ello se suma el que todas las aeronaves militares están equipadas para poder navegar en el espacio aéreo no segregado. De hecho, hace años hubo un parón de muchas aeronaves militares hasta que estuvieron equipadas con esos sistemas de compatibilización con el tráfico aéreo civil. La posibilidad aquí de una tragedia como la de Washington es claramente improbable.

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