Septiembre 2012

 

Air Europa ha hecho su particular adaptación del producto “Sky Priority” de “Skyteam”, destinado a sus principales clientes, que trata de estandarizar los servicios a los de clases nobles y los titulares de los máximos niveles de viajeros frecuentes de los miembros de esa alianza global. De hecho anunció ampulosamente su puesta en práctica en Madrid/Barajas. Pues bien, de los dos mostradores de facturación dedicados al afecto, con otras tantas personas a cargo, uno ponía en la pantalla que estaba cerrado, por lo que me dirigí al otro. El agente me dijo que estaba cerrado y que me trasladara al que decía cerrado. Tras protestar, los dos pasaron a tener escrito cerrado en la pantalla. Parecía como si la compañía hubiera cerrado.

A bordo, desgraciadamente, me encontré dentro de uno de los 737-800 recientemente entregados con el nuevo interior que publicita orgullosa Boeing. La verdad es que la iluminación me la trae al pairo, pero la configuración elegida por Air Europa es un paso atrás. Si en algo ganaba a la competencia era porque las butacas resultaban más cómodas hasta ahora, que ha incorporado unas de alta densidad, duras, con reposabrazos en la primera fila que dan ganas de volar en turista y sin la mesita del asiento central en Business.

Para subirme en ese vuelo, que costó ida y vuelta 900 euros, además, intenté comprarlo por teléfono cuatro horas antes, pero me informaron que no me podían reservar al asiento -después de pagar esa salvajada-, pues no se emitía el billete hasta el aeropuerto para comprobar mi tarjeta de crédito físicamente (es decir, que no se fían ni de los clientes ni de los sistemas de seguridad de los medios de pago). Poco más o menos que envié a la incompetente agente de la incompetente compañía a freír espárragos y delegué la operación en una persona de mi oficina, algo inusual. No sé cómo alteró lo anterior, pero lo consiguió y así pude disfrutar de la Sky Antipriority de la “busines” de Hayeuropa.

Y otra más: en su propaganda no dicen que si se saca la tarjeta de embarque por Internet o en otro aeropuerto para tener los beneficios de la Prioridad del Cielo, no lo indicará y tendrá que acudir al mostrador de facturación para que le saquen otra. Lo que tampoco es de recibo que cobren 900 euros y luego le suban de vuelta en un avión regional para regresar de Mallorca, en el que, por supuesto, no hay asientos centrales libres y lo único que ofrece la cabina de Business son escandalosos pilotos de esa compañía, comunicándose entre sí a gritos.

Embarcó –según bramaba– un ex segundo piloto de Spanair, que conocía a uno de los bravucones que llevaba justo detrás. El joven explicó que volaba para una aerolínea en Dubai y que allí no había sindicatos, que la compañía decidía los cambios de condiciones y que estaban muy contentos. Quizás ahora entiende porqué cierran las compañías de aquí y no las de allí y se le olvidó mencionar que en su aerolínea nueva por estar en el pasillo hablando con un colega -que nunca se podría identificar públicamente como tal- molestando al pasaje estaría en la ramera calle. Qué panda de impresentables.

Londres/Gatwick-Madrid en Air Europa: aeropuerto en origen malo, avión sin asiento central vacío en Business y con una distancia entre butacas que ni en Easyjet; retraso esperando a 2 señores del sector que pasaron a Business y a los que, encima, salió respetuosamente a saludar el comandante (que hizo lo mismo para conversar con ellos, todos de pie, en plena aproximación y se retiró a su puesto de trabajo pocos momentos antes de empezar moderadas turbulencias); “catering” que parece diseñado por un “chef” británico u holandés); tripulación que daba más importancia a los pasajeros de turista, dejándoles pasar al aseo delantero; llegada en remoto y esperando bastantes minutos a las jardineras… Un auténtico timo. Que quiten su inexistente Business.

Para colmo, de las seis veces que he volado últimamente en Air Europa, todas ha sido imposible obtener la tarjeta de embarque en Internet, en una de ellas preocupantemente indicando su página que no existía ni el localizador de la reserva ni el número de billete que ellos mismos habían facilitado. Para evitar ir al aeropuerto con mayor antelación, obliga a llamarles por teléfono, a un caro servicio que les remunera cada vez que un pardillo tiene que contactar, en mi caso inevitablemente. Protestando a la agente que me atendió, contestó que saben que existe un problema y que esperan que esté arreglado en septiembre. Vaya caradura.

Estrené entre Lima y Santiago de Chile el primer 767-300ER de Lan con nuevos asientos de Business, su segunda generación de butacas-cama en esa clase. Tienen su parte buena y mala. La buena es el sistema de entretenimiento, que ahora cuenta con receptáculos para depositar objetos y existe más privacidad frente al pasajero contiguo. La mala es que son algo más estrechos y con menor distancia cuando se sitúan a 180º, con lo cual yo no quepo totalmente estirado. La tapicería también me gustaba más la de antes, pero esto es más subjetivo. Volé por primera vez en Iberia Express en Business, con la mala suerte para ellos y para mí que se olvidaron de meter a bordo periódicos y el embarque fue un poco caótico, pero con un “catering” mejor que el que ofrecía Iberia en la misma ruta.

Javier Taibo

 

 


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