El acuerdo de Air Europa con Ryanair –no exclusivo para esta– con el objetivo que la irlandesa comercialice los vuelos de largo alcance de la española como continuación de los de su propia red ha sorprendido mucho, aunque cuadra con los intentos de lograr más ingresos y de una aproximación mayor al modelo de bajos costes de la filial del grupo turístico Globalia, que siempre ha preferido orientarse comercialmente hacia los pasajeros de baja generación de ingresos que a los de alta.
En los últimos tiempos, Air Europa se había alejado del modelo clásico de dos cabinas diferenciadas en los vuelos de corto y medio alcance con sus Boeing 737-800 y Embraer E195, primero con la comercialización del asiento central en ejecutiva si el vuelo iba lleno, eliminado la cortina de separación entre las dos clases después y prácticamente reduciendo la oferta de Business a cuatro asientos, con la única diferencia con turista de dejar (no siempre) el asiento central libre y un “catering” menguado gratuito, a cambio de una diferencia de tarifa que no compensa sus escasas ventajas.
En la práctica, lo que ha hecho es otorgar a los pasajeros de conexión a y de vuelos intercontinentales de ejecutiva algo que aparenta ser diferenciador, en lugar de reconocer que el vuelo de aporte es en clase única y abdicar de vender prácticamente nada en Business en los 737-800 y E195 de punto a punto. El acuerdo con Ryanair afianza a esta en su aproximación al modelo tradicional de red, dentro de su nueva política de intentar mejorar siempre, mientras Air Europa se acerca al de bajos costes, en algo que esperemos que no sea empeorar cada vez más. El no creer en la calidad del servicio al pasajero, que tiene un coste y se debe reflejar en tarifas más caras, es un modelo y no necesariamente equivocado. De hecho, estamos convencidos que hay mercado para todos.
Lo que si es cierto es que ahora se ha aliado con un socio difícil de roer. Globalia en los últimos años fue un compañero de viaje incómodo para sus aliados y hay demasiadas pruebas de ello, pero es la primera vez que llega a un acuerdo con uno al que le va a ser muy difícil imponer cambios de criterio, de actuación, de palabra y obra. Ryanair es demasiado para Air Europa. Por primera vez, el comportamiento en este noviazgo lo va a marcar la irlandesa, que representa casi diez veces el tamaño de la española y que tiene las ideas muy claras, incluso cuando se equivoca.
El objetivo principal de Ryanair parece ser Norwegian, mientras que el de la española es Iberia, que ya ha contestado a las de bajos costes de largo alcance con Level, su filial que ya opera 2 Airbus A330 basados en Barcelona; así como con un modelo de tres clases de servicio, Business, Económica Premium y Turista en los aviones de fuselaje ancho en su propia red. La batalla va a ser apasionante, porque cada una, en su medida, tiene las cosas bastante claras. Seguramente algo ganará Ryanair, porque en este juego no pierde ni arriesga nada. No está claro quién lo perderá.