Indra, participada por el Estado -18,7 por ciento a través de SEPI (Sociedad Estatal de Participaciones Industriales)– y Corporación Financiera Alba, rompió a finales de julio las negociaciones que mantenía desde junio con Rolls-Royce para la compra de una participación de control del fabricante de alta tecnología de componentes de motores aeronáuticos ITP Aero, por lo que continuará con la ejecución de su Plan Estratégico tal como hacía antes de intentar embarcarse en esa aventura y seguirá explorando las oportunidades de inversión que se le presenten y tengan encaje en él.
Las conversaciones rompieron después que el grupo británico tratara de imponer nuevas condiciones relativas al precio, una vez que la española había conseguido la financiación para llevar adelante la operación, que fue valorada positivamente por Indra, hasta el punto de que su presidente, Fernando Abril-Martorell, la calificó como “transformacional”. Pero el mercado bursátil la valoró negativamente, castigando con una pérdida del 20 por ciento de la capitalización de la compañía, que cayó a 1.400 millones de euros, en concreto por la forma para adquirir por 1.000 millones el 75 por ciento de ITP Aero, mediante un préstamo de 500 millones y una ampliación de capital.
El motorista le hubiera dotado de mayor escala en los ámbitos aeroespacial y de defensa de cara a competir mejor en el extranjero y mejoraría su cartera de servicios y los flujos de caja, pues sus actividades se caracterizan por un largo ciclo de vida, que puede llegar a los cuarenta años. Según Indra, la no adquisición deja inalteradas las perspectivas y la estrategia, centrada en un crecimiento rentable orgánico, para lo cual tiene una alta capacidad, si bien seguirá analizando de forma activa las oportunidades de hacerlo por vía inorgánica, asegurando que están en las mejores condiciones para afrontar cualquier inversión en activos que complemente su cartera de productos y servicios.
ITP Aero, fundada en 1989, es propiedad de Rolls-Royce desde finales de 2017, tras adquirir al grupo Sener el 53,1 por ciento que no poseía por 720 millones de euros. Tiene 3.800 empleados y centros productivos en España, Reino Unido, Malta, la India y México. Se da el caso que el Consejo de Administración de Indra nombró consejero ejecutivo en enero de 2018 a Ignacio Mataix, con responsabilidad sobre los negocios de defensa y seguridad, transporte y gestión de tráfico aéreo. Hasta ese momento había sido director general de ITP Aero, desde 2004.
Licenciado en derecho y ciencias económicas y empresariales, ocupó puestos de alta responsabilidad en grandes firmas multinacionales de banca de inversión, grupos líderes del mundo de la ingeniería y empresas fabricantes de alta tecnología. Inició su carrera profesional en ABN Amro Bank, de la que llegó a ocupar el puesto de director gerente en Londres, y en 2000 fue nombrado director general de Desarrollo Corporativo de Sener. Se le ha vuelto a escapar ITP Aero.