El futuro gira en torno a Madrid/Barajas

El presidente del débil y contradictorio Gobierno español, Pedro Sánchez, refrendó los planes de Aena y anunció la ampliación del aeropuerto de Madrid/Barajas, a la que se destinará una inversión de 2.400 millones de euros, “la mayor en infraestructuras aeroportuarias de esta década”, que se traducirá “en un fuerte crecimiento de capacidad y de rutas, en la creación de miles de empleos directos e indirectos y en la generación de riqueza”, subrayando la importancia de este centro de distribución del tráfico (hub) aeroportuario como puerta de entrada y salida hacia Iberoamérica, con la ambición de lograr nuevas y mejores conexiones con Asia. 

El anuncio enfrenta de nuevo al PSOE con su socio Sumar, cuyo portavoz parlamentario, Íñigo Errejón, ve “un despropósito económico y ecológico”. “No se puede ser ecologista a ratos”, dijo la líder de ese partido y vicepresidente segundo del Gobierno, Yolanda Díaz. 

Por el contrario, la presidente de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, lo celebró anunciando su “plena colaboración”, aprovechando para pedir al Gobierno que deseche la idea de suprimir los vuelos cortos. Esta ampliación permitirá alcanzar un tráfico de 90 millones de pasajeros en 2031, frente a los 60,2 millones registrados en 2023 y “será el aeropuerto con más potencial de crecimiento de Europa”, según Sánchez. 

Se trata de una ampliación que se conoce desde hace cinco años, elaborada por la eficiente Aena con vistas a 2026 y cuyas obras debían empezar en 2022 y se trasladaron a 2025, aunque con más presupuesto (800 millones). La extensión contempla 1.700 millones de euros para actuaciones en las T4 y T4S y otros 700 millones para las T1, T2 y T3, que operarán como una única terminal y un edificio procesador.

Iberia lo calificó de excelente noticia y reiteró su ambición de que salga adelante la adquisición de Air Europa por su matriz IAG, defendiendo que la combinación de ambas actuaciones “conforma las condiciones necesarias para que Madrid juegue en la primera división europea”, al sumar “una excelente infraestructura y una aerolínea de red con suficiente masa crítica y suficiente número de destinos” que concluyen en “una garantía de éxito para Madrid”, según su presidente, Fernando Candela. 

Mientras, la Comisión Europea (CE) abrió una investigación en profundidad sobre la compra de Air Europa, retrasando su dictamen, por lo menos hasta mediados de año, ante la sospecha de que podría reducir la competencia en varias rutas. La CE quiere analizar si la cartera de franjas horarias que tienen las dos compañías, en especial en Barajas, podría afectar a sus rivales. 

La compra contribuiría a reforzar el “hub” para competir con Londres/Heathrow, Amsterdam, París/“Charles de Gaulle” y Frankfurt, gracias a la existencia de una sola aerolínea de referencia, que beneficiaría a los consumidores optimizaría los horarios, según Iberia. Binter no quiso esperar al desenlace y pretende ocupar el nicho de mercado de Air Europa entre Canarias y Madrid, con una ambiciosa operación de 112 vuelos semanales e importantes inversiones en la capital de España. 

Queda fuera de juego la opción de un segundo aeropuerto que atienda a la capital de España, desarrollando un viejo proyecto privado basado en el aeródromo de Casarrubios (Toledo).


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