Airbus estaba ávida buenas noticias y marzo ha estado plagado de varias sobresalientes. En primer lugar, junto a la Unión Europea (EU) ha ganado una importante batalla frente a Estados Unidos, dentro de la larguísima guerra ante los tribunales internacionales mercantiles, que abriría la puerta a contramedidas por valor de miles de millones de euros. El Órgano de Apelación de la OMC (Organización Mundial del Comercio) dio la razón a la UE y confirmó la inacción de Boeing a la hora de abordar subvenciones ilegales, incluyendo otras nuevas en su dictamen.
Estados Unidos se inhibió de retirar las otorgadas a Boeing por las autoridades federales, estatales y locales y de reparar los daños que ocasionaron a Airbus, desestimando todos los argumentos presentados por los norteamericanos, dando por buenos los elementos jurídicos defendidos por la UE. Además, el tribunal supremo de la OMC calificó también otra serie de programas federales y estatales estadounidenses como subvenciones ilegales –y hasta prohibidas–, como es el caso del programa de ventas en el extranjero FSC (Foreign Sales Corporation), lo que supone una importante victoria.
El informe establece que Estados Unidos y Boeing deben dar nuevos pasos para cumplir con sus obligaciones y si se desoyera otorgaría a la UE la posibilidad de aplicar contramedidas en la importación de productos estadounidenses. Los continuos esfuerzos para restaurar una situación de competencia en condiciones igualitarias están dando claramente sus frutos.
La segunda espectacular noticia fue el acuerdo firmado en París con China Aviation Supplies (CAS) de condiciones generales para la adquisición por parte de una serie de aerolíneas chinas de un total de 300 aviones de Airbus, en concreto 290 de la familia A320 y 10 A350. Lo rubricaron Guillaume Faury, que tiene a su cargo la división Commercial Aircraft y pasa a ser el máximo responsable ejecutivo de Airbus Group; y Jia Baojun, que está al frente de CAS, en presencia de los presidentes de China, Xi Jinping, en visita de Estado, y de Francia, Emmanuel Macron.
Según la última previsión (2018-37) del fabricante, China necesitará 7.400 nuevos aviones de pasajeros y carga, más del 19 por ciento del total de los más de 37.400 de la demanda mundial. Ya a finales de enero de 2019 la flota de aviones Airbus en servicio con los operadores de esa nación ascendía a 1.730 unidades, de las cuales 1.455 son de la familia A320 y 17 A350.
Y, aunque sea lamentable, al constructor le viene como anillo al dedo las circunstancias que han rodeado a los siniestros mortales de 737 MAX 8 –el directo competidor de la familia A320neo– de Lion Air y de Ethiopian, claramente motivados por fallos del sistema de control de ángulo de ataque MCAS, que pusieron en una oscura sombra el proceso de certificación, el diseño y la formación de las tripulaciones, que ha llevado prácticamente a paralizar los vuelos del birreactor norteamericano. No se sabe cuándo se reanudarán, pero no antes de que se aplique un nuevo “software”, se certifique y se instruya a pilotos de todo el mundo.