La Feria Internacional del Aire y del Espacio (FIDAE), que se celebra cada dos años en Santiago de Chile, clausuró sus puertas el día 1 de este mes de abril en el moderno y magnífico aeropuerto internacional “Arturo Merino Benítez” con un éxito más dentro de su dilatadísima trayectoria. En este evento cada vez se da más importancia al transporte aéreo, frente a sus orígenes puramente militares, y por ello nuevamente ha acogido a la conferencia “Wings of Change” de la IATA (International Air Transport Association).
En esta ocasión la capital chilena ha reunido al Airbus A380, por segunda vez, como confirmación de la importancia que el fabricante europeo da a este salón; y la primera ocasión en la que se ve Boeing 787 “Dreamliner”, una novedad en esas lejanas latitudes. El constructor de Seattle parece que quiere reaccionar, tras su aletargamiento en el que se ha dejado ganar aplastantemente por su competidor del otro lado del Atlántico en toda la región, bajo la batuta de Rafael Alonso, artífice de la renovación de flotas en muchas aerolíneas con la exitosa gama de productos de Airbus. Boeing no le daba importancia a Iberoamérica, pese a las asombrosas cifras macroeconómicas y al crecimiento del transporte aéreo en todos los países. Es por eso que ha querido recuperar presencia en el país donde tiene el mejor cliente de la zona, Lan, que, pese a todo, es mucho mejor usuario del consorcio basado en Toulouse.
Una vez que las flotas en la zona son modernas, queda el reto de las infraestructuras, especialmente de las aeroportuarias, y en particular de naciones con unas tasas de crecimiento espectaculares y entre las tres emergentes más prometedoras, como es el caso de Brasil. Ese va a ser uno de los grandes retos de los próximos decenios, una vez que los niveles de seguridad están dentro de los estándares internacionales. Ese país ha sido, por otro lado, uno de los motores de los combustibles de aviación alternativos, que permitirán que este mundo sea un poco más sostenible y su industria hizo un gran despliegue en FIDAE.
El mundo mira a Iberoamérica, después de siglos de no prestar a esa región más importancia que la que requería la explotación de sus recursos naturales y la Feria ha sido la mejor muestra de lo que está ocurriendo en esa parte del mundo, que para nosotros siempre ha sido trascendente A nivel cultural, económica, social y políticamente. España ocupa una posición privilegiada, como para que en estos momentos en los que padece una de las crisis económicas y financieras más severas de su historia, sepa manejar sus hilos y relaciones.
Si España ha sido la tradicional puerta de entrada de Iberoamérica en Europa, esta posición magnífica no la podemos perder, y más cuando muchos de nuestros compatriotas, en otro contexto, formación y capacidades, miran a América con la esperanza que tenían nuestros antepasados. Iberoamérica, sin duda, es una de las claves de nuestro futuro, que confiamos que cada vez sea menos negro.