Las aerolíneas, que dependen significativamente de estos pagos para cubrir sus costos, aplican directamente el descuento al precio del billete al momento de la compra, es decir, financian al Estado. Posteriormente, reclaman el importe bonificado al Gobierno, a través de la Dirección General de Aviación Civil (DGAC). Este sistema, que es una política del Estado destinada a garantizar la conectividad de estos territorios extrapeninsulares con el resto del país, está regulado por un Real Decreto y otras normas relacionadas con el transporte aéreo y marítimo. El problema afecta especialmente a Binter, que obtiene gran parte de sus ingresos del tráfico subvencionado.
También grava a las agencias de viajes que gestionan esos billetes bonificados, ya que dependen de comisiones vinculadas a los pagos atrasados. En 2023 se registraron 13 millones de billetes subvencionados, frente a 11 millones de 2019. El gasto público en descuentos a residentes alcanzó casi 1.000 millones de euros, frente a una dotación presupuestaria inicial de 560 millones (ampliada a 825 millones, incluyendo transporte marítimo). El pasado año, aunque hay todavía cifras exactas de billetes emitidos, ese gasto volvió a superar los 1.000 millones, repitiendo la tendencia de 2023. Sin embargo, el presupuesto inicial fue insuficiente, lo que agravó los retrasos en los pagos a las aerolíneas.
Mientras tanto, Air Europa, tras salvar a finales de año el entrar en causa de disolución por la vía de una forzada ampliación de capital, en la que finalmente participó Iberia, y controlada mayoritariamente por la familia Hidalgo a través de Globalia (80 por ciento, siendo el resto de IAG, el dueño de Iberia), está en búsqueda activa de un nuevo accionista para afrontar sus desafíos financieros, incluyendo la devolución de un crédito participativo de 240 millones de euros otorgado por la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) y otro préstamo de 235 millones como rescate, con la excusa de sortear los efectos de la pandemia.
En noviembre de 2024, tras años difíciles, Air Europa logró equilibrar su patrimonio gracias a esa ampliación de capital de 81 millones de euros, pero necesita 240 millones más de fondos para seguir mediante otra ampliación de capital, con una deuda de 700 millones que se antoja insalvable. La condición clave es que Globalia mantenga al menos el 51 por ciento, asegurando el control sobre la aerolínea. Interesados podrían ser Air France-KLM, Lufthansa, Etihad, Delta y fondos de inversión.
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