Año nuevo, Airbus nuevo

Con el inicio del año se estrena el Airbus Group, nueva marca que sustituye a EADS (European Aerospace Defense and Space), como uno de los elementos estelares de una reestructuración, que poco afecta a la división que fabrica aviones comerciales y sí dramáticamente a las componentes de defensa y seguridad, mientras Airbus Helicopters se somete a un plan para reconducir su situación económica y financiera. Sorprende, no obstante, que se pierdan dos marcas muy establecidas y conocidas, como Eurocopter y Astrium, en espacio, que perfectamente podrían haber permanecido como complementos de la marca Airbus, en lugar de Helicopters y Space.

En cualquier caso, el motor de Airbus Group seguirán siendo las aeronaves comerciales, en un momento de recuperación económica, que se nota incluso en España, una de las naciones que más se deprimió por la situación, que ha impulsado unas ventas que, en realidad, nunca cayeron dramáticamente. El pedido de medio centenar de A380 por parte de Emirates impulsa el segmento de mercado más delicado, mientras se acerca la entrada en servicio del A350 y se estudia un programa de un avión absolutamente nuevo de fuselaje estrecho para las cortas y medias distancias.

Cuando hay crisis económicas, uno de los primeros negocios que se ve afectado es el transporte aéreo, al igual que su crecimiento es de los primeros síntomas de recuperación cuando aquellas empiezan a solventarse. Y lo cierto es que el tráfico está subiendo, también en España. Iberia evalúa la reapertura de rutas que había eliminado por falta de rentabilidad, tratando de retomar posiciones de antaño con una mejor situación de competitividad, con unos sindicatos debilitados, pero con un clima laboral más adecuado, aunque no lo suficiente. Es una pena que las reducciones de empleo se hayan hecho por escalafón o edad y no por razones de mérito, lo que redundaría en beneficio de los clientes, que tendrá que recuperar no con un mero cambio de imagen corporativa.

Air Europa, a su vez, se enfrenta con su lucha por crecer sin contar con los suficientes recursos financieros, aunque el mercado le acompaña, y con una matriz, Globalia, que padece errores del pasado, pues no supieron ver la crisis de su anticuado modelo de distribución. Su solución, a través de la incorporación de nuevos socios fuertes o una eventual salida a bolsa, choca con el personalismo de Juan José Hidalgo y sus interrelaciones familiares.

Los aeropuertos verán mejores momentos por la subida del tráfico y, consecuentemente de sus ingresos, y nuevos modelos para hacer caja, por la vía de servicios comerciales. Su mediana privatización sigue en el aire, a la espera no sólo de tiempos mejores, sino de las dudas que a nivel de Gobierno genera. Pero AENA seguirá lacrada por decisiones contrarias a la rentabilidad que competen a un Estado muy complicado, con muchas elecciones municipales, autonómicas y nacionales que le hacen rehén de opciones políticas sólo orientadas a electoralismos, en un mar de ineficiencias.


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