El 5 de julio, el Gobierno de Roma concluyó unas largas negociaciones con la Comisión Europea para liquidar Alitalia, que se encuentra en administración concursal desde 2017 y en crisis desde hace tres décadas, obteniendo la autorización para crear a partir de ella una nueva compañía. Siempre se caracterizó por ser un pozo sin fondo de pérdidas, mala gestión, privatizaciones parciales que no conducían a nada y dilapidando miles de millones de euros de las arcas del Estado italiano, que no la dejaba caer, aunque tuviera que desacatar a Bruselas.
Se creó en 1947 y en el pasado fue un emblema de la excelencia italiana, pero pocas veces en su historia ha sido rentable. En 2008 el Estado salió del accionariado, aunque nunca ha dejado de mantenerla. Pero esto se terminó y, lo que parecía imposible, se producirá el 16 de octubre, cuando dejará de operar, eso sí, dejando paso a una nueva aerolínea de 1.500 millones de euros de capital público, ITA (Italia Trasporto Aereo), que surge de sus restos, aunque no sin polémica, especialmente en el frente laboral. Se prepara para iniciar sus vuelos el mismo día que los aviones de Alitalia se queden en tierra.
Los trabajadores de la quebrada, o, por lo menos, una buena parte, pues está previsto que un 30 por ciento de ellos pasen a engrosar la plantilla de la nueva (los procesos de selección de abrieron en agosto), ya han anunciado una huelga para el 24 de septiembre. La brecha con los beligerantes sindicatos del transporte aéreo es profunda. De los más de 10.000 empleados de Alitalia, ITA tiene intención de contratar solo a cerca de 3.000 para la primera fase de lanzamiento y con recortes en los salarios. Las organizaciones de trabajadores piden que se transfiera a todos.
El secretario general de la Federación Italiana de los Trabajadores de Transportes, Fabrizio Cuscito, exige respuestas y pidió que se amplíe el debate a nivel gubernamental, El ministro de Desarrollo Económico, Giancarlo Giorgetti, ha admitido que la situación es muy compleja. En la red de ITA faltarán muchos destinos intercontinentales y los precios se mueven en la misma franja que Alitalia, que ha anunciado reembolsos o cambios para una fecha anterior, algunos con recargo, para sus vuelos cancelados a partir del 15 de octubre.
Pero también hay dificultades en la incorporación de las 52 aeronaves –la mitad que Alitalia- previstas, las franjas horarias aeroportuarias de operación (slots) y derechos de tráfico, que se adquirirán directamente. No se sabe qué ocurrirá con la marca, muy conocida en todo el mundo y valorada en unos 200 millones de euros, las divisiones que se ocupan del mantenimiento de los aviones y de la asistencia en tierra y el programa de fidelización de clientes, aunque existe la intención de que el Estado los compre cuando se produzca una licitación, que la Comisión Europea ha pedido que sea a precios de mercado y esté abierta a la competencia. ITA no heredará sus deudas Un buen mensaje para la mentalidad de intervencionismo del Gobierno español, que no desdeña quedarse con Air Europa, si Iberia finalmente no la asume.