El telón de fondo es alentador, pues los aviones comerciales de Airbus tienen desde hace decenios una buena demanda, especialmente de su nueva generación de aviones, la familia A320neo, los A330neo y, cómo no, los A350, en tanto que el gigantesco A380 se consolida ya con resultados económicos positivos. El menor consumo de combustible está mediatizado en el mercado por la increíble caída del precio del petróleo, pero también por la fuerte expansión del transporte aéreo en todo el mundo. En 2014, los pedidos crecieron un 26 por ciento, hasta los 857.500 millones de euros.
Airbus aumentará en el próximo bienio en un 20 por ciento su capacidad de producción de la familia A320, mientras la empresa dirigida por Tom Enders se centra en mejorar la gestión de proyectos, controlar más los gastos y modernizar la faceta de investigación y desarrollo. Se han reestructurado las divisiones de defensa y espacio y se están vendiendo filiales ajenas al núcleo de negocio fundamental del grupo, aunque queda trabajo por hacer. El problema para los inversores es que todo esto ha tardado en reflejarse en las finanzas. Entre 2010 y 2013, el margen de explotación anual medio fue del 4 por ciento, menos de la mitad que el de su principal rival, el estadounidense Boeing.
La caída del euro, que ha perdido un 15 por ciento frente al dólar en los últimos seis meses, aporta cierto alivio. Los costes de Airbus son en su mayoría en la moneda del Viejo Continente, mientras que una gran proporción de sus ventas se efectúa en la norteamericana, si bien, por ahora, las coberturas de riesgo del tipo de cambio limitarán el efecto. A medida que estas desaparezcan, cada céntimo que el euro se debilite frente al dólar mejorará el beneficio de explotación anual en torno a 100 millones de euros.
Los mercados ya han tomado consciencia de la mejora de posición de Airbus. Tras una subida del 6 por ciento en la mañana del 27 de febrero, buena parte está ya incluida en el precio de las acciones. El constructor cotiza ahora a 16,5 veces los beneficios esperados para 2015, un 8 por ciento por encima de sus similares europeas y un 15 superior de la media de la propia empresa a 10 años. Es complicado que vuelva a tener una trepada de calibre importante.