La familia Hidalgo no ha podido disfrutar de todo ese dinero, si no se lo había gastado ya para tapar otros agujeros o para dudosas inversiones, pues ha tenido que inyectar cuando menos 65 millones para evitar la causa de disolución de la compañía aérea, que choca con sus rimbombantes declaraciones asegurando que todo iba como la seda, que nuevos socios son innecesarios y que no han recibido ningún rescate, que si lo disfrutaron, según el expediente para entregarles 475 millones (dividido en dos partes para evitar la fiscalización de la Unión Europea) del Fondo de Apoyo a la Solvencia de Empresas Estratégicas, gestionado por la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI); y que no hubieran logrado jamás de entidades financieras, además de un préstamo del ICO (Instituto de Crédito Oficial) de otros 150 millones.
Es decir, el 21 de diciembre sin esa ampliación de capital, que necesariamente tiene que ir a pagar deudas, Air Europa estaría en quiebra, pese a que declaren que es para fortalecerla de cara a mantener sus planes de expansión a largo plazo y “a seguir adelante con el cumplimiento de sus compromisos”. Y está pendiente si Iberia, que posee el 20 por ciento de capital, tras convertir un préstamo que le hizo de 100 millones (también para restablecer su equilibro patrimonial), participa en esa operación, con fecha tope para hacerlo del 13 de diciembre-.
Todo ello es así pese al buen comportamiento de la operativa (palabra que le encanta a la familia Hidalgo) registrada a lo largo del año y las excelentes perspectivas de negocio que se prevén a la finalización de 2024, que “contribuyen a abordar con amplias garantías los retos del próximo año. La compañía, avanza en su proceso de desapalancamiento y reducción de costes financieros, abordando las responsabilidades adquiridas dentro de los plazos establecidos”.
Y en ese contexto han comenzado a circular informaciones que apuntarían a un presunto interés de Air France-KLM -con la que tiene acuerdos comerciales y es miembro de su alianza Skyteam- por adquirir una participación en Air Europa, precisando que ambas partes “han identificado un interés común para reforzar su cooperación comercial”.
Si eso fuera cierto, que es dudoso debido a la insuperable deuda que acumula Air Europa, hay que suponer que la Comisión Europea debería poner exigencias similares a las impuestas a Iberia, suponiendo que haya justicia. O Iberia debería de ejercer una suerte de derecho de tanteo sobre ampliaciones o ventas de capital, que, poco a poco, podrían aumentar su participación con un control de Bruselas que habrá que vislumbrar, mientras el patriarca, Pepe Hidalgo, asegura que juega para tener siempre el 51 por ciento.
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