Las aerolíneas que realicen vuelos dentro de la UE o que despeguen desde ella podrán sumarse a esta iniciativa, de etiquetado de emisiones de vuelo, hasta el 1 de febrero de 2025. Para participar, deberán proporcionar los datos solicitados a la AESA. La agencia otorgará las primeras etiquetas a más tardar el 1 de julio de 2025, aplicándose a los vuelos previstos para la temporada de invierno de ese mismo año.
Huella de carbono de un pasajero por selección de distancia del vuelo según la antigüedad del avión. Infografía: UE
Con el objetivo de garantizar condiciones de competencia justas, el régimen impide que las iniciativas privadas compartan con los pasajeros información sobre las emisiones de los vuelos de la UE, asegurando que todos los operadores se rijan por las mismas reglas.
Huella de carbono de pasajeros por selección de billete de avión de clase económica o de negocios. Infografía: UE
La etiqueta FEL se fundamenta en datos reales del rendimiento pasado de los vuelos, a diferencia de las estimaciones basadas en algoritmos y suposiciones. Esta aproximación considera factores cruciales como el tipo de aeronave, el número promedio de pasajeros, el volumen de carga y el tipo de combustible utilizado. Esta metodología busca ofrecer una representación más precisa del impacto ambiental de cada vuelo, superando las limitaciones de los métodos de estimación actuales.
Una encuesta realizada por EASA reveló que el 80% de los pasajeros desea conocer la cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero producidas por sus vuelos, pero solo un 5% tiene acceso a esta información. La FEL busca cerrar esta brecha, ofreciendo a los pasajeros una comparación clara y estandarizada de las emisiones de carbono de cada vuelo, lo que facilita la selección de opciones con menor impacto ambiental.
Esta iniciativa no solo busca informar, sino también impulsar la descarbonización del sector de la aviación. Al proporcionar información detallada, la etiqueta FEL permite a los pasajeros observar cómo diferentes decisiones, como la elección de vuelos con aeronaves de nueva generación o la selección de una clase económica en lugar de business, pueden reducir significativamente su huella de carbono.
Por ejemplo, un pasajero en un vuelo de corta distancia (1400 km) en clase económica podría generar alrededor de 150 kg de CO2eq, mientras que al elegir un vuelo con una aeronave de nueva generación, esta cifra podría reducirse en 30 kg de CO2eq. En vuelos de larga distancia (6000 km), un pasajero en clase económica produciría alrededor de 560kg de CO2eq, pero al optar por un avión de nueva generación se podrían ahorrar 70 kg de CO2eq.
La etiqueta energética de la UE permite comparar el consumo anual de energía de los refrigeradores. De manera similar, la FEL permite comparar vuelos y seleccionar opciones que contribuyan en mayor medida a la reducción de emisiones. De hecho, seleccionar un vuelo con una aeronave más nueva podría ahorrar la misma cantidad de CO2 equivalente al año que elegir un refrigerador de alta eficiencia.
La información de la etiqueta FEL estará disponible en diversas plataformas, desde sitios web de aerolíneas hasta agencias de viajes en línea. Esta iniciativa busca también respaldar y recompensar los esfuerzos de descarbonización de las aerolíneas europeas, proporcionando datos estandarizados y transparentes sobre su desempeño ambiental.
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