La aeronave civil despegó del aeropuerto de Gran Canaria en torno a las 12:30, hora insular, cuando a la hora de recoger el tren de aterrizaje recibió el aviso de 'fallo de tren'.
Ante la gravedad de la situación, el comandante de la aeronave ascendió hasta 8000 pies, se dirigió al sur de la isla, y empezó a orbitar con el objetivo de consumir combustible para aligerar peso ante la posibilidad de un aterrizaje de emergencia.
Mientras tanto, la Base Aérea de Gando activó los medios de emergencia para prestar apoyo en caso de ser necesario. Al mismo tiempo, el centro de operaciones de la base ofreció la colaboración de los F-18A que se encontraban de regreso tras una misión de entrenamiento.
El F-18A se aproximó hasta el Airbus A321 para realizar un reconocimiento visual y valorar las posibles incidencias, evaluando la situación.
El comandante aceptó el ofrecimiento por lo que el 'halcón', indicativo del F-18A, se posicionó en la cola del avión a 6.000 pies y empezó la aproximación.
Una vez situado debajo del Airbus, realizó la comprobación visual y comunicó a la aeronave civil que tenía todo el tren de aterrizaje recogido y con todas las compuertas cerradas, por lo que no se apreciaba daño alguno.
Gracias a las indicaciones del F18A, los pilotos de la aeronave civil continuaron realizando una evaluación de la situación con toda seguridad.
Media hora después de que el F-18A realizara la inspección visual, el Airbus tomó tierra sin ninguna complicación en el propio aeropuerto de Gran Canaria.