Las emisiones aeronáuticas de CO2 en el punto de mira de la propuesta ciudadana Air-Quotas

Imagen del logo de la propuesta ciudadana Air-Quotas.
Logo de la iniciativa ciudadana Air-Quotas. Foto: Air-Quotas
La Comisión Europea registra una propuesta ciudadana, Air-Quotas, que propone combatir el cambio climático a través de la implementación de un sistema de cuotas de carbono. Este mecanismo abarcaría todas las compras de bienes y servicios, comenzando simbólicamente con el transporte aéreo.

La iniciativa propone lanzar en 2024 una campaña sobre la cuenta de carbono para la aviación, asignando 500 puntos de carbono a cada europeo en el primer año, dada su relevancia simbólica, aunque represente solo el 5% de la huella climática de la UE.

Tras el registro del pasado 19 de junio, los organizadores disponen de seis meses para proceder a la recogida de firmas. Si una iniciativa ciudadana europea consigue, en el plazo de un año, un millón de declaraciones de apoyo procedentes de al menos siete Estados miembros, la Comisión deberá decidir si da curso o no a la solicitud, pero en ambos casos deberá motivar su decisión.

Los promotores de Air-Quotas llaman la atención sobre el peligro climático y lo que denominan como sexta extinción, para elevar su llamamiento a la Comisión Europea, con el objeto de que establezca una asamblea climática que implemente un mecanismo de cuotas de carbono por país, incentivando a las empresas a descarbonizarse mediante la demanda del consumidor.

La campaña informativa "Air-Quotas" explicaría el intercambio de déficits y superávits de carbono, basado en una distribución justa. Su idea es que el crédito por ciudadano disminuya anualmente, conforme al Acuerdo de París y al objetivo de la UE de reducir un 55% las emisiones.

Las tres fases de la asamblea climática serían una encuesta, formulación de propuestas por ciudadanos seleccionados aleatoriamente junto con expertos y representantes electos, y finalmente, referendos nacionales para la implementación en cada país. El enfoque inicial en el transporte aéreo, tendría como objeto utilizarlo como un trampolín mediático.

Concepto de avión, que utiliza como pila de combustible hidrógeno, elaborado por el equipo ZEROe de Airbus, presentado en 2023. Foto: Airbus

Air-Quotas propone una reducción drástica de la huella climática

La propuesta se basa en la tesis de que la reducción de la huella climática humana es esencial para mantener la habitabilidad del planeta. Según investigadores europeos del IPCC (Intergovernmental Panel on Climate Change o en español, Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático) agrupados en Copernicus (programa de observación de la Tierra de la Unión Europea), la producción antropogénica global actual es de 54 Gt de CO2 equivalente, con una absorción natural de 21 Gt anual, que se reducirá a 16-18 Gt para 2050. Para lograr el equilibrio necesario, la huella per cápita debe reducirse a 2 t anuales desde las 6,75 t actuales.

Distintos países tienen huellas variables: Francia emite 9 t per cápita, Alemania 12 t, Canadá 18 t, EE. UU. 20 t y Rumanía 6 t. La meta del IPCC es reducir a 2 t para 2050.

Las soluciones propuestas por la iniciativa ciudadana Air-Quotas incluye un mecanismo de cuenta de carbono que: cuente todos los gases de efecto invernadero; asegure una reducción anual de al menos 6%; contribuya a la justicia social; involucre a todos los actores, incluidos servicios públicos y empresas; y pretende que sea menos coercitivo, salvaguardando la libertad y la aceptación.

Air-Quotas propuesta de puntos por persona para Francia

El mecanismo propone asignar a cada francés 9.000 puntos de carbono anuales para "pagar" la huella de carbono de sus compras. Esta asignación se reduciría un 6% anual para alcanzar 2 t en 2050. El etiquetado de carbono requeriría a las empresas mantener un registro de carbono, empoderando a los consumidores y obligando a las empresas a descarbonizarse.

Gestión de disparidades y lanzamiento de campaña

Aquellos con mayor consumo necesitarían comprar excedentes a los usuarios que consumen emiten tanto CO2, promoviendo justicia social y equilibrio. Una agencia independiente gestionaría el sistema, garantizando transparencia y prevención de fraude.

Atendiendo a las reglas de los bienes comunes de Elinor Ostrom, la moneda de carbono no estaría gestionada por empresas o el Estado, sino por una agencia conjunta independiente, similar al sistema de seguridad social francés de 1945. Esta agencia se encargaría de diversas tareas, como mantener la cuenta de carbono de cada persona, monitorear los balances de carbono de las empresas (obligándolas a equilibrar ingresos y gastos como en un balance financiero), y gestionar la nomenclatura aduanera que regula las normas de importación y exportación. La agencia tendría estructuras de gobernanza robustas para prevenir el fraude.

Además, proporcionaría un marco de fijación de precios para el comercio de cuotas de carbono entre individuos (ya que el carbono no tendría valor monetario para las empresas) y supervisaría la reducción de la huella de carbono de los servicios públicos, que debería disminuir un 6% anual en promedio, considerando las necesidades de salud y educación.

Más información de la iniciativa en la web de Air-Quotas.


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