La reciente asunción del nuevo presidente de la República Argentina, Javier Milei, y los viajes que deberá realizar al exterior, pusieron el foco de atención nuevamente en el Boeing 757-200 que fue adquirido por la anterior Administración y que tantas suspicacias alimento.
Comprado por el Gobierno del anterior primer mandatario, Alberto Fernández, por esta máquina se abonó un monto de 22.730.00 dólares, además de la cesión del anterior avión para estos menesteres, del mismo modelo, ex Tango 01, que languidece en la plataforma de una base castrense cercana a la ciudad de Buenos Aires. A esta aeronave le sigue la sospecha y polémicas, más allá de la opinión autorizada de especialistas aeronáuticos sobre la inconveniencia de su adquisición por razones técnicas y operativas.
Ahora se conoce el desplazamiento de este avión a Estados Unidos para una revisión de importancia de su estructura y mejoras en sus sistemas de comunicaciones, por un valor de más de 5 millones de dólares. Además, la adjudicación de las labores de actualización e inspecciones se realizó en tiempo record y en el último día de Gobierno de la administración “kirchnerista”. Así, Milei no dispondría del denominado ARG-01 y se deberá alquilar reactores privados o utilizar vuelos comerciales normales, lo que implica un coste en medio de las complicadas finanzas nacionales. El primer mandatario anunció que trataría de no usar los medios de la flota presidencial y solo en forma imprescindible. El anterior presidente se movilizaba en helicópteros Sikorsky S-76 y S-70 (”Black Hawk” en versión VIP) desde su residencia en las afueras de la capital todos los días a la Casa Rosada en pleno centro, distantes pocos km.