El acceso a recursos renovables y la ubicación estratégica de Cataluña la posicionan, según ese estudio, para liderar la descarbonización del sector de la aviación. Por ello, podría convertirse en referente en el desarrollo del SAF, puesto que concentra el 9 % de los residuos del conjunto del Estado aptos para la producción de este tipo de fuel y podría acoger hasta 4 plantas de producción en 2050.
El impacto global de estas plantas llegaría a generar 10.640 millones de euros al PIB y se traduciría en la creación de 41.619 nuevos puestos de trabajo, de acuerdo con un informe de PwC elaborado para Vueling.
El estudio detalla que, durante la fase de construcción, entre 2025 y 2040, se estima que el impacto de la ejecución de las plantas de producción de SAF en Catalunya supondría una contribución total de más de 2.000 millones de euros (2.018) al PIB y se generarían cerca de 40.000 empleos directos (39.445).
Una vez que estas 4 plantas entren en pleno funcionamiento, se espera que aporten más de 2.100 puestos de trabajo (2.174) y contribuyan al PIB en más de 8.600 millones de euros en Catalunya (8.622) hasta 2050, equivalente al 9% del PIB del sector de industrias de alimentación y bebidas en 2019, el primer sector industrial de Catalunya.
El informe contempla la creación de 4 plantas de producción de combustibles sostenibles considerando tres tecnologías: dos infraestructuras basadas en la tecnología AtJ (Alcohol to Jet), que produce SAF a partir de residuos agrícolas o forestales; una de FT (Fischer Tropsch), cuya producción se realiza a partir de residuos urbanos o agrícolas; y otra de PtL (Power to Liquid), que utiliza energías renovables.
Para Marco Sansavini, presidente y CEO de Vueling, “el combustible de aviación sostenible es fundamental para avanzar en la descarbonización del transporte aéreo y ya lo estamos suministrando en el aeropuerto de Barcelona”. Sin embargo, se hace necesario incrementar su producción para satisfacer la demanda de la industria y aquí “en Catalunya tenemos una gran oportunidad para encabezar la producción de SAF a nivel europeo, aunque requiere de un esfuerzo público-privado para incentivar su producción”.
Actualmente la producción de SAF es escasa en comparación con la demanda de combustible de aviación. Con las actuales infraestructuras solo se conseguiría cubrir un 0,05 % de la demanda global de combustible de aviación, por lo que es esencial el desarrollo de su producción a gran escala. Teniendo en cuenta los residuos disponibles en Cataluña, el estudio estima que se podrían producir hasta 600.000 Toneladas de SAF anualmente. Adicionalmente, a través de la tecnología PtL (Power to Liquid) se podría generar un volumen muy superior en función del despliegue de energías renovables en el territorio.
Cabe recordar, además, que a pesar de que se espera un incremento en la demanda de vuelos del 125%, entre 2023 y 2050, las emisiones no seguirán el mismo ritmo gracias a las mejoras tecnológicas, la eficiencia operacional y, muy especialmente, a la adopción del SAF.
Cataluña se posiciona como un territorio estratégico, según este informe, clave en la transición hacia fuentes energéticas más sostenibles y respetuosas con el medio ambiente. Su gran potencial para impulsar esta nueva industria se debe, por un lado, a la cantidad de residuos aptos para la producción de SAF (que depende de factores como la actividad agrícola, agroalimentaria, la superficie forestal y factores poblacionales) y, por otro lado, a aspectos como el acceso a energía renovable o la disponibilidad de tecnologías CCU (Captura y utilización de carbono). Por último, su localización y las características de su economía, así como la demanda generada por parte del sector de la aviación también favorecen la idoneidad del territorio para acoger la producción de SAF.
El SAF
El Combustible Sostenible para la Aviación, SAF por sus siglas en inglés, es un combustible alternativo a los fósiles que se ha posicionado como el mejor instrumento para descarbonizar el sector aéreo, que actualmente supone entre el 2% y el 3% de las emisiones globales de CO2.
El SAF puede ser orgánico (producido a partir de aceites vegetales, grasas animales, biomasa u otros residuos como los agrícolas) o puede ser sintético (generado a partir de captura de CO2 mediante el empleo de hidrógeno verde).
El SAF es la respuesta inmediata al reto de aminorar las emisiones de gases de efecto invernadero en la aviación, pues permite reducir entre el 80% y el 100% las emisiones de CO2 respecto al combustible tradicional, en términos de ciclo de vida (desde su producción hasta su consumo).
Una de las grandes ventajas del SAF es que puede utilizarse en las aeronaves actuales -y, de hecho, ya se usa- porque para ello no es necesario modificar ningún mecanismo de los aviones ni de las infraestructuras de los aeropuertos.
IAG, el grupo al que pertenece Vueling, se ha comprometido a utilizar un 10% de SAF en 2030, prácticamente el doble de lo requerido por la regulación europea para ese año, lo que ayudará a impulsar la industria de SAF.