Serguei Lavrov llegaba este martes a Río de Janeiro procedente de La Habana para asistir a la reunión de ministros de Asuntos Exteriores del G-20. Su avión, cuyo depósito tiene una capacidad de 80 mil litros, fue abastecido con 15 mil litros por la empresa Jet Fly. Debía repostar combustible en Brasilia, donde se reuniría con Lula, para volar hacia Casablanca, Marruecos. Pero Vibra, la mayor distribuidora y comercializadora de derivados del petróleo y biocombustibles de Brasil y América Latina, negó esa posibilidad por temor a ser sancionada en el extranjero.
Como uno de los actores clave del gobierno de Putin, Lavrov está sancionado por los Estados Unidos y otros países. Simultáneamente, la Base Aérea de Galeão, en Río, informó al Gobierno que no tenía suficiente combustible para el Ilyushin 96 en el que viajaba el mandatario ruso.
Las sanciones que temen los proveedores no sólo lo incluyen a él como particular, sino también a las empresas que le presten cualquier tipo de servicio. De esta manera, los proveedores de combustible que eventualmente presten auxilio a cualquier avión utilizado por Lavrov podrían ser sancionados y se les prohibiría hacer negocios con Estados Unidos, incluidas a las empresas privadas estadounidenses.
Temiendo esto, Vibra, la antigua BR Distribuidora que alguna vez fue una división de Petrobrás, negó el suministro del IL-96 en Brasilia. Era necesario abastecer el Ilyushin en la capital federal brasileña para poder dirigirse sin escalas a Casablanca, donde el avión habrá de repostar de nuevo para llegar a Rusia por las rutas que evitan el espacio aéreo europeo.
Si Vibra suministrara combustible al IL-96 podría verse impedida de vender combustible a American Airlines, Delta Airlines y United Airlines, que son las aerolíneas estadounidenses que operan regularmente en Brasil, además de diversas cargueras.
La solución
Sin más opciones, se acordó que el ministro ruso viajaría en un jet de la Fuerza Aérea de Brasil a Brasilia en el vuelo que trasladará al canciller brasileño Mauro Vieira de vuelta a la capital y luego regresaría a Río de la misma forma. Allí el IL-96 sería atendido por Jet Fly, que no mantiene negocios con Estados Unidos, proporcionándole una cantidad mínima de Jet A1 necesaria para llegar a Casablanca, su próxima escala. (Javier Bonilla)