2020, el año con menos víctimas mortales en accidentes de aviación



2020 ha quedado registrado como el año con menos víctimas mortales para la aviación, según datos de la Flight Safety Foundation. Sólo ocho accidentes tuvieron consecuencias mortales durante el año que acaba de terminar, con un resultado de 314 fallecidos. Estas cifras son consecuencia directa del brusco descenso del tráfico aéreo durante 2020  por la pandemia, de casi el 42% en los vuelos comerciales y de un 27% en el tráfico aéreo total. Pero también lo es de la mejora constante de los sistemas de seguridad de la aviación, que la han afianzado como el medio de transporte más seguro. Los ocho accidentes mortales se han concentrado en los ocho primeros meses de 2020. El primero de ellos no tuvo que ver con fallos en la cadena de seguridad, sino que fue víctima colateral de la escalada de violencia entre Irán y EEUU. El 8 de enero de 2020, un Boeing 787 de Ukranian Airlines con destino a Kiev era abatido por misiles iraníes en Teherán, a los pocos minutos de su despegue. 167 pasajeros y nueve tripulantes fallecieron en este atentado.

Casi un mes después, el 5 de febrero, un Boeing 737-800 de la aerolínea turca Pegasus se salió de pista al aterrizar en el Sabiha Gökçen, de Estambul. El aparato no frenó a tiempo y se salió por la cabecera de la pista, cayendo por un terraplén de 30 metros. En esta ocasión murieron tres personas de los 183 ocupantes. El tercer siniestro se produjo el 17 de marzo en Kansas, Estados Unidos, con el fallecimiento del piloto, único ocupante del carguero Cessna 208. El piloto había frustrado en dos ocasiones en el aeropuerto de destino y, cuando se dirigía al alternativo, el aparato cayó en un campo de trigo.

El 4 de mayo, la fatalidad volvió a cruzarse en un vuelo, que además se dedicaba al transporte de medicinas. En esta ocasión, un Embraer Brasilia de la compañía African Express quiso aterrizar en El Bardale, una pequeña población de 3.500 habitantes al oeste de Somalia. El avión se aproximó a la pista hasta que descubrieron que estaba invadida por animales, por lo que decidieron remontar el vuelo. La cercanía del aparato levantó las sospechas de los soldados etíopes de la Misión de la Unión Africana en Somalia, que abrieron fuego con un cañón antiaéreo. Dos pilotos, un ingeniero, un piloto en formación y dos empleados de la compañía fallecieron en el derribo.

El quinto accidente mortal ha sido uno de los más sonados del año. El 22 de mayo, un Airbus A320 de Pakistan International Airlines se estrelló durante la aproximación al aeropuerto de Karachi tras un primer aterrizaje frustrado sin las ruedas extendidas que causó importantes daños en el avión. En la segunda toma, el Airbus quedó sin motores y por tanto sin sustentación suficiente para alcanzar de nuevo la pista y se estrelló a poco más de un kilómetro de esta, falleciendo 97 de los 99 ocupantes del avión y una persona en tierra.

Ya en verano, el 7 de agosto, otra salida de pista acabó con consecuencias fatales. En este caso fue un Boeing 737-800 de Air India Express, que tomó tierra pasado el primer tercio de la pista y salió por la cabecera. El Boeing se partió en dos trozos, falleciendo 21 de los 190 ocupantes del aparato. Entre quienes perdieron la vida estaban los dos pilotos. Los dos últimos accidentes mortales del año ocurrieron en agosto y en el continente africano. En el primero de ellos, el 13 de agosto, cuatro personas perdieron la vida cuando un Let 410, se estrelló a unos 15 kilómetros del aeropuerto de Kavumu de la ciudad de Bukavu, en la República Democrática del Congo. Nueve días más tarde, el 22 de agosto, un Antonov fletado por el Programa Mundial de Alimentos acabó cayendo durante el despegue por el incendio de uno de sus motores. Fallecieron siete de los ocho ocupantes.

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