Ha tenido lugar en Kruibeke (cerca de Amberes, Bélgica), donde se encuentran los dos satélites de Proba-3, un acto de presentación de la misión, liderada por la española Sener en estrecha colaboración con un equipo industrial formado por Redwire, Airbus, GMV y Spacebel, y que engloba un consorcio de más de 29 empresas de 17 países.
La misión, cuyo lanzamiento está previsto para septiembre de este año, demostrará por primera vez la viabilidad del vuelo en formación de alta precisión entre satélites en el espacio, un hito con un enorme potencial para la astronomía y la ingeniería aeroespacial.
La misión Proba-3 de la Agencia Espacial Europea (ESA) está concluyendo con éxito las pruebas previas a su lanzamiento, tal y como se ha dado a conocer hoy en un acto en las instalaciones de Redwire en Kruibeke, cerca de Amberes (Bélgica). Liderada por Sener en estrecha colaboración con un equipo industrial formado por Redwire, Airbus, GMV y Spacebel y englobando un amplio consorcio de más de 29 empresas de 17 países, Proba-3 demostrará la viabilidad del vuelo en formación de alta precisión entre satélites en el espacio.
Proba-3 tiene una participación tanto española como belga. Sener es contratista principal de la misión y responsable tanto del segmento de vuelo como del de tierra, y la participación de la industria española se completa por Airbus Defence and Space quien ha llevado a cabo el diseño y la fabricación de las dos plataformas, y por GMV para el desarrollo del subsistema de vuelo en formación, del Flight dynamics y de la función de GPS relativo. En cuanto a las industrias belgas, Redwire se encarga de la aviónica y de las operaciones, y lleva a cabo las pruebas funcionales en los satélites, así como de la integración y de uno de los instrumentos científicos (3DEES); por su parte, Spacebel ha desarrollado tanto el software embarcado como el segmento de tierra y el simulador para los dos satélites.
El evento ha contado con la participación de diversas autoridades, como Léa Bossaert, de la Oficina de la Secretaría de Estado de Recuperación Económica e Inversiones Estratégicas en el gobierno belga, Dietmar Pilz, director de Tecnología de la ESA, o Juan Carlos Cortés, director de Programas en la Agencia Espacial Española. Durante el evento, han expuesto las características de la misión Dietmar Pilz, por parte de la ESA, Diego Rodríguez, director de Desarrollo de Negocio de Espacio y Ciencia en Sener, Frank Preud’homme, director de Desarrollo de Negocio de Redwire, y Andrei Zhukov, investigador principal en el Royal Observatory of Belgium.
En su intervención, Dietmar Pilz ha destacado “Proba-3 será la primera misión que demostrará la viabilidad de un vuelo en formación de alta precisión, a escala milimétrica, entre satélites en el espacio. Los satélites volarán de forma coordinada, actuando como un único instrumento para imitar un eclipse solar. Es una misión extremadamente desafiante desde el punto de vista técnico que requerirá una precisión sin precedentes. Me complace ver que Proba-3 está entrando en sus etapas finales de verificación. Ha sido un largo viaje que ha sido posible gracias al compromiso y trabajo del consorcio industrial de empresas que han colaborado para hacerlo posible bajo el Programa GSTP de la ESA. Le deseo toda la suerte a una importante misión que allanará el camino a proyectos futuros, siguiendo el mandato de la ESA de apoyar misiones de demostración tecnológica”.
Para la ejecución de la misión, será necesaria la sincronización entre dos satélites, que volarán en una órbita elíptica, alejándose a algo más de 60.000 km de la Tierra (algo más de 10 veces la distancia desde la superficie al núcleo de la Tierra). Asimismo, otro de los desafíos que plantea la misión es la autonomía de los satélites. Cada uno de ellos actuará de manera independiente, calculando su posición y trayectoria con respecto a su homólogo, sin el apoyo de un operador humano, empleando avanzados sistemas de guiado, navegación y control (GNC), una rama de la ingeniería que se ocupa del diseño de sistemas para controlar el movimiento de vehículos, tanto tripulados, como autónomos.
El satélite Coronagraph alojará el coronógrafo de la misión, instrumento que apuntará directamente al Sol. El segundo satélite, Occulter, eclipsará al Sol, interponiéndose entre el astro y el Coronagraph. Para ello, utilizará un disco de unos 140 centímetros de diámetro y varios equipos (ópticos y láser) que permitirán calcular la posición y actitud relativa entre los dos satélites y posicionar ambos con una muy alta precisión.
La perfecta sincronía entre ambos satélites creará un eclipse artificial de una manera jamás conseguida hasta la fecha: el coronógrafo en el espacio podrá obtener imágenes del Sol que no estarán afectadas por las perturbaciones de la atmosfera terrestre, mientras que el satélite Occulter, situado a cientos de metros del punto focal del instrumento óptico, logrará reducir muchísimo los efectos de difracción.
Al volar en formación, los satélites pueden actuar como un solo instrumento óptico, componiendo una estructura virtual en el espacio con elevadas capacidades de reconfiguración. La misión Proba-3 quiere demostrar que las futuras misiones podrían desarrollarse a mayor escala y con menor coste empleando múltiples módulos pequeños que se comporten en vuelo como un único satélite de gran tamaño.
Proba-3 forma parte del Programa de Tecnología de Soporte General de la ESA, y la participación de España ha sido posible gracias al apoyo del Centro para el Desarrollo Tecnológico e Industrial, así como a una estrecha colaboración entre empresas a nivel internacional.
En este sentido, José Julián Echevarría, director general de Aeroespacial y Defensa en Sener, destaca: “Proba-3 es una misión especialmente ambiciosa, con un gran potencial para beneficiar a la ingeniería aeroespacial y a la astronomía. Pero, además, es un gran ejemplo de colaboración industrial y nos enorgullece poder formar parte de ella. Este hito es el resultado de más de 25 años de trabajo en sistemas de guiado, navegación y control”.
El vicepresidente de Airbus DS Space Systems en España, Luis Guerra Peña, expresó: “Estamos emocionados de ser parte de esta colaboración internacional, aportando las dos plataformas de los satélites. La misión Proba-3 representa un hito significativo en la exploración espacial y la cooperación entre países. Nos enorgullece especialmente contribuir con ello al avance de la ciencia y la tecnología”.
Según Enrique Fraga, director general de Sistemas Espaciales EST de GMV, “Proba-3 marcará un antes y un después en las misiones espaciales con elementos distribuidos (vuelo en formación). Una de las claves de la misión es la precisión del posicionamiento relativo entre varios vehículos que trabajan como se fueran uno dado por el subsistema GNC, y su alto grado de autonomía, por lo que para GMV ha sido un placer aportar su experiencia de más de 30 años tanto en las soluciones implementadas para el GNC, como para el sistema de Flight Dynamics”.
El director de ventas y desarrollo de negocio, Frank Preud’homme, ha comentado: “Redwire está muy orgulloso de formar parte de esta misión tan innovadora y poner nuestro conocimiento al servicio de la ciencia y tecnología. Proba-3 sin duda aportará datos críticos sobre el Sol que beneficiarán la vida en la Tierra, y el vuelo en sincronización será un punto de inflexión para futuras misiones que usen esta tecnología, que seguro tendrá un papel importante en varias misiones europeas”.
El director general de SpaceBel, Thierry du Pré-Werson, ha destacado «Proba-3 es sin duda uno de nuestros proyectos emblemáticos que demuestra a la perfección nuestras capacidades interfuncionales a todos los niveles en la industria espacial. Durante varios años, este exigente proyecto ha representado una importante carga de trabajo para los equipos de SPACEBEL. En cierto modo, representa el reconocimiento de nuestra empresa entre los líderes del sector espacial europeo. Quiero dar las gracias a Sener y a la ESA por su confianza y cooperación durante el proyecto”.