La compra de un nuevo avión presidencial a petición del gobierno de Lula podría ser bloqueada por la oposición tras la decisión de un juez. El nuevo avión sería una petición del propio Lula, que se habría quejado de la falta de modernidad y de la constante necesidad de escalas en viajes más largos del Airbus ACJ319, adquirido durante su primer mandato, en 2005.
La aeronave, no obstante, está plenamente operativa y ya pasó, hace unos seis años, por su chequeo D, siendo además complementada la flota destinada a este tipo de operaciones con por dos Embraer 190 especialmente configurados.
Curiosamente, algunas de las apresuradas opciones del gobierno giran en torno a dos aviones que ya están en configuración VIP y disponibles para la venta, lo que puede levantar sospechas, así como los abundantes gastos en viajes oficiales de la administración actual, ya orillando los 9 millones de dólares en 8 meses.
Si no se diera la compra, incluso se hubiera considerado convertir uno de los Airbus A330- KC-30 que ya están en servicio con el Escuadrón Corsario de la Fuerza Aérea de Brasil (FAB), para servicio VIP, sin embargo, además del alto gasto, la FAB se quedaría sin un vector importante y tardó prácticamente una década en llegar, tras la retirada de su antecesor, uno de los Boeing KC-137 (707) ex Varig del escuadrón en 2014, posteriormente, el retiro de los dos Boeing 737-200 afectados a tareas VIP, y el posterior arrendamiento del Boeing 767.
Así, llegó la decisión del juez Marllon Sousa, del Séptimo Juzgado Federal del Distrito Federal, quien dio un plazo de cinco días para que el Presidente explique el estudio que le encargó al Ministerio de Defensa para evaluar los costos de la compra de un nuevo jet presidencial. Además, hay en curso sendas investigaciones por uso abusivo de la flota VIP de la FAB por parte de ministros y mandos medios gubernamentales en los últimos meses. (Javier Bonilla)
Fotografía: Airbus ACJ319 presidencial de Brasil.
