La exposición reúne más de 200 piezas, muchas de ellas originales de época, cedidas por coleccionistas privados y dieciocho instituciones prestadoras entre las que destacan: Fundación Infante de Orleans, Fundación Pablo Iglesias, Agencia EFE, Filmoteca Española, Iberia, Airbus Heritage, Servicio Histórico y Cultural del Ejército del Aire y Gaumont Pathé Archives, entre otras.
Imagen expuesta en la exposición "Volar. Orígenes de la aviación en España". Foto: Fundación Enaire
El comisario de la exposición, el historiador aeronáutico, Ángel Sánchez Serrano, destaca que la exposición pretende también “recuperar la memoria de los primeros hombres y mujeres vinculados a la aviación, y cómo ésta pasa de ser un deporte arriesgado y minoritario a ser un fenómeno global que reescribe el mundo”.
La vertiginosa evolución de la aviación ha transformado, a una escala sin precedentes, la sociedad, la economía e incluso la cultura de los pueblos. La civilización actual moderna sería inconcebible sin la perspectiva de viajar a cualquier parte del mundo en cuestión de horas, una posibilidad que la aviación nos brinda con más eficacia que cualquier otro medio de transporte.
Gracias al interés y preocupación de Fundación Enaire por la recuperación, conservación y divulgación del patrimonio aeronáutico español, la exposición ‘Volar. Orígenes de la aviación en España’ busca también contribuir a la difusión del mundo aeronáutico, reflejar su influencia en la sociedad, así como sensibilizar y dar a conocer la actividad de Enaire como gestor de la navegación aérea en España.
Las secciones de la exposición
La exposición se estructura en secciones que muestran desde los objetos cotidianos de la vida a principios del siglo XX, y la precariedad de los primeros vuelos, a los inicios sorprendentes de la aviación en Cantabria, con la que puede ser la pieza más espectacular de la exposición, el modelo a escala real del avión de Salvador Hedilla, quién realizó el primer vuelo entre Barcelona – Palma de Mallorca, a bordo de su avión ‘Monocoque Hedilla II’, en 2 horas y 16 minutos, aterrizando en el Prat de Son Sunyer. Destaca, asimismo, una sección dedicada a rescatar la memoria de las primeras mujeres españolas vinculadas a la aviación, así como otra que recupera los primeros vuelos en Cantabria.
Aeronáutica en Cantabria
1910 es el año del primer vuelo. Los franceses Ferdinand Pascal y Henri Peirat se comprometen a volar en Santander. Breve y accidentado, el primer vuelo de Peirat, no sobrepasa los tres metros
de altura. Tiene lugar el 17 de agosto, ante autoridades e invitados. El público tiene que esperar hasta el 8 de septiembre para ver a Pascal en vuelo. Repite la hazaña cuatro días más tarde, llegando hasta la segunda playa del Sardinero.
El 14 de junio de 1929 el azar pondría a Cantabria en primera plana de la prensa mundial. El “Oiseau Canari”, el avión Bernard 191GR, despega desde la playa estadounidense de Old Orchard, en Maine, intentando alcanzar París. Se está quedando sin combustible y aterriza en la playa
de Oyambre, en Comillas. Del avión descienden Armand Lotti, Jean Assolant, René Lefèvre y Arthur Schreiber, el primer polizón aéreo de la historia, que ha aprovechado la falta de vigilancia antes del
despegue para subir al avión. El mal tiempo y el exceso de peso provocan la falta de combustible. Dos días más tarde, con la ayuda de la Aeronáutica Militar, despegan de nuevo hacia París.
La exposición recupera también las figuras de distintos pioneros de la aviación en Cantabria como: Juan Pombo Ibarra, Salvador Hedilla y Joaquín Cayón.
Fotografía para el recuerdo
La aparición de la fotografía ofreció al mundo la posibilidad de congelar un momento fugaz, una experiencia vital, en un recuerdo físico, reflejo fiel de la realidad. La aviación, la gran novedad que inaugura el siglo XX, no podía ser ajena al ojo del fotógrafo. Tampoco a la necesidad de fijar en la memoria de sus espectadores aquellos primeros vuelos.
Durante años, un bautizo del aire, un vuelo o la mera oportunidad de acercarse a un avión, será motivo para fotografiarse para la memoria, la vanidad o por cualquier motivo imaginable. Los afortunados que
pueden volar quieren mantener el recuerdo. Para el resto, la fotografía se convierte en la forma de conocerlo. Todos son válidos. Contemplar el milagro volador, compartirlo, eternizarlo.
La experiencia de volar
La primera aplicación civil de la aviación fue el transporte de correo y prensa. Pierre Georges Latécoère funda en 1918 la Société des Lignes Latécoère, que une Toulouse, en Francia, con Casablanca, en Marruecos, todavía colonia francesa. Será el germen de la legendaria Aeropostale. En ella volarán leyendas de la aviación como Antoine de Saint-Exupéry, autor de El Principito, Jean Mermoz o Henri Guillaumet.
En 1920, la Compañía Franco-Bilbaína de Transportes Aeronáuticos comienza a transportar mercancía y turistas entre Bayona, San Sebastián y Bilbao, llegando en marzo de 1921 a Santander. El mismo año empieza a operar la primera línea española, la Compañía Española de Tráfico Aéreo (CETA).
La alfombra roja
El avión aterriza, poco a poco se acerca a la terminal. No tardan en apagar los motores, se acercan las escalerillas y se abren las puertas. Estas últimas se transforman en el mirador desde el que el viajero se asoma por primera vez al nuevo país al que llega, a su destino. Para el político, la personalidad o el famoso, es la tribuna desde la que saluda por primera vez, desde donde lanza su primer mensaje.
La alfombra roja es un recorrido por las personalidades que, al volar, convirtieron la aviación y el aeropuerto en un lugar temporal lleno de magia, congelado por la imagen fotográfica.
Viajeros máquinas y aeropuertos
Viajeros, máquinas y aeropuertos recorre la evolución de la aeronáutica y de sus protagonistas en sus primeros años. Lo cotidiano del viaje, convertido en excepcional al ser congelado por la retina de la
cámara fotográfica, día a día. Por profesionales y, cada vez más, por aficionados. Fotografía y aeronáutica circulan paralelas, del primer profesional hasta llegar a la democratización actual, cuando todos tenemos una cámara en nuestros bolsillos y un viaje por hacer.
Con el paso de los años, la aviación impregna la sociedad. Los avances tecnológicos permiten la democratización del viaje aéreo. La aviación, inicialmente reservada a unos pocos privilegiados, está cada vez más al alcance de todos, permitiendo el auge del turismo mundial.
Mujeres y aeronáutica
La primera mujer piloto de aeroplano, Raymonde de Laroche, consigue su licencia el 8 de marzo de 1910. Le sigue la belga Hélène Dutrieu, criticada por pilotar vistiendo pantalones y sin corsé, siendo la primera mujer que vuela en España en 1910. Campeona de ciclismo, piloto de motocicletas y automóviles de carreras y primera aviadora en recibir la Legión de Honor, Hélène Dutrieu es el prototipo de la mujer moderna.
Las aviadoras españolas tardan en llegar. María Bernaldo de Quirós obtiene su licencia de piloto en 1928. Un año más tarde, lo consigue Margot Soriano Sánchez y, en 1930, Pilar San Miguel y Martínez
Campos y Mari Pepa Colomer. En 1998, setenta años más tarde, Bettina Kadner será la primera mujer española comandante de líneas aéreas.
La vinculación femenina con la aviación es aún mayor. En 1926, Construcciones Aeronáuticas SA, emplea a 30 mujeres, un 10% de la plantilla. En La Hispano Suiza, trabaja un porcentaje similar. Incluso en los talleres de la Aeronáutica Militar de Madrid trabajan mujeres. En cualquiera de estas instituciones, el trabajo es similar, labores administrativas, pero también de taller, remachando, entelando y barnizando aviones. En las mismas tareas que sus compañeros masculinos, cobran apenas la mitad de sueldo, careciendo de cualquier promoción. Su memoria solo se ha recuperado recientemente.
- Lugar: Las Naves De Gamazo Av. Severiano Ballesteros 3, 39004 (Santander).
- Fechas: Del 6 de octubre de 2022 al 12 de febrero de 2023.
- Horario: De martes a sábado de 11 a 14 horas y de 16 a 20 horas. Domingos y festivos de 11 a 15 horas. Cerrado los lunes, 24 y 25 de diciembre y 1 y 6 de enero.