Despegue del sector aéreo, cómo acelerar la transformación de las aerolíneas en la era post Covid: el informe Deloitte



La pandemia global ha tenido un impacto sin precedentes en el sector aéreo y ha generado un gran nivel de incertidumbre. La evolución o la recuperación de la industria está vinculada, actualmente, a la aparición de nuevas variantes del virus, que pueden generar nuevas restricciones en la movilidad.

La dependencia de este factor, el de las variantes, es particularmente complejo para un sector aéreo que había puesto sus esperanzas en la vacunación masiva y que estaba viendo los primeros resultados.

En la campaña de verano de 2021 ya se vieron algunos síntomas de recuperación en el hemisferio norte como consecuencia de la campaña masiva de vacunación. Para ese periodo, la demanda doméstica europea cayó un 29% en comparación con los datos de 2019, lo que significó un dato algo más alentador frente a lo sucedido en 2020, cuando las caídas fueron de hasta el 80%.

La confianza en viajar en avión mejoró progresivamente desde el inicio de la pandemia hasta la aparición de la variante ómicron, incrementándose en 22 puntos porcentuales en el periodo de abril de 2020 a octubre de 2021 a nivel mundial y 18 puntos porcentuales en el caso europeo. Esto supuso duplicar el porcentaje de consumidores que mostraban confianza a viajar en avión.

Sin embargo, ómicron provocó un descenso generalizado de 8 puntos porcentuales desde octubre de 2021 y hasta final de año. Esto implica que la confianza con respecto a viajar en avión ha mejorado 14 puntos desde el inicio de la pandemia, hasta un 36% de los consumidores que indicaban confiar en el avión para sus viajes al final de 2021.

La recuperación de la confianza es fundamental para el sector y los datos ya empiezan a responder. La disposición de los viajeros a viajar en avión por ocio en los próximos tres meses se ha incrementado siete puntos porcentuales desde el inicio de la pandemia, lo que marcaría una senda de crecimiento.

“La recuperación no será igual en todas las categorías y dependerá también de la distancia del trayecto, así como de otros factores externos, como puede ser el conflicto de Ucrania o los precios de la energía y los carburantes”, asegura Vicente Segura, socio de Consultoría de Estrategia y Operaciones de Deloitte en la Industria de Consumer.

“Por otro lado, también estimamos cambios en los hábitos de consumo más allá de las reservas de última hora para los viajes de ocio, como, por ejemplo, la reducción del número de vuelos por motivos laborales”, señala el experto. “La tecnología reemplazará muchos de estos desplazamientos, al generar un ahorro de costes y tiempos significativo para las compañías”, añade. El informe recoge que, en agosto de 2021, el 80% de los vuelos europeos fueron domésticos.

“Las aerolíneas enfrentan hoy un complejo escenario, motivado por la necesidad de mejorar la sostenibilidad de la flota, promover una experiencia multimodal e integral al viajero e impulsar la digitalización de la relación con el cliente”, declara el socio experto de Deloitte. “Estos factores marcarán el futuro del sector y su situación financiera y, por tanto, será crítico el equilibrio entre inversión y endeudamiento para lograr la transformación sin poner en riesgo su viabilidad”, matiza el socio.
El informe refleja que, hoy en día, las aerolíneas aún no han conseguido generar un ecosistema que habilite una experiencia multimodal e integral en su totalidad. “Hasta la fecha, no hemos identificado en España ninguna aerolínea que, por ejemplo, tenga acuerdos con plataformas de servicios de movilidad para el transporte de viajeros”, señala Vicente Segura. “Es decir, estas compañías no ofrecen un servicio multimodal integrado con una experiencia sin fisuras”, explica el experto. Además, el informe aboga por el establecimiento de alianzas con otros segmentos o industrias para crear una experiencia diferencial, como hoteles, empresas de movilidad u organismos públicos para la tramitación de visados, entre otros.

La recuperación, entre 2023 y 2024, según el informe Deloitte

Los mercados domésticos europeos serán claves en la recuperación del sector aéreo, dado que se estima que los trayectos cortos se reactiven con mayor velocidad que los largos. En este sentido, 8 de cada 10 vuelos europeos en agosto de 2021 fueron domésticos y éstos alcanzaron niveles del 74% respecto al 2019, una diferencia positiva de hasta 19 puntos porcentuales respecto a los internacionales en el mismo mes.

Las perspectivas de recuperación del segmento de viajes corporativos son algo menos favorables que las del turismo y ocio. Entre un 8% y un 18% de los viajes de negocios no se recuperarán una vez superada la crisis sanitaria debido a su capacidad de reemplazo por alternativas virtuales, especialmente en reuniones internas y actividades de formación.

Se espera que la recuperación de los niveles previos a la pandemia llegue entre 2023 y 2024. En el caso español, se espera que las cifras de tráfico aéreo durante la temporada de invierno de 2021/2022 se acerquen a las alcanzadas en el mismo periodo del año 2019, siguiendo la tendencia iniciada en el segundo y tercer trimestre de 2021 y condicionado a las restricciones y nuevas variantes.

Los retos para el ‘despegue’ del sector

Los principales desafíos para la industria giran en torno a tres factores:

1. Descarbonización como imperativo para el sector por la creciente ambición de las políticas de sostenibilidad

Según la Unión Europea, la aviación ha sido una de las fuentes de emisiones de gases de efecto invernadero de más rápido crecimiento. En consecuencia, se espera que en 2050 la aviación internacional triplique los niveles de emisiones que reportó en 2015, lo que a todas luces es un escenario insostenible.

Y es aún más insostenible si se tiene en cuenta que la Unión Europea ha fijado su objetivo de reducción neta de emisiones para 2030 en un 55% por debajo de los niveles de 1990. No obstante, no existe una normativa específica para el sector aéreo y es importante que se avance en alternativas sostenibles para alcanzar dichos retos climáticos.

Dentro de las iniciativas que se llevan a cabo actualmente destaca el Sistema de Comercio de Emisiones (EU ETS), que trata de limitar los gases de efecto invernadero provenientes del sector eléctrico, industrial y aviación, fijando un límite de derechos de emisión.

De cara al futuro, se espera que entre en funcionamiento el programa de Cielo Único Europeo para optimizar la gestión del espacio aéreo, reduciendo las congestiones aeroportuarias y aumentando la eficiencia de las operaciones terrestres.

A las restricciones regulatorias se le suma la creciente concienciación social sobre el impacto medioambiental del transporte aéreo. Así se vio en el estudio Sustainability and Consumer Behaviour 2021 realizado por Deloitte, en donde se encontró que el 39% de los encuestados redujo sus viajes en avión por sus preocupaciones medioambientales y un 19% eligió medios de transporte bajos en emisiones.

2. Demanda de una experiencia integrada, multimodal y digital

La creciente demanda de integración de servicios por parte del consumidor y la aceleración de la digitalización de la sociedad, junto con los cambios en el comportamiento del consumidor motivados por la pandemia, han traído consigo la necesidad de ofrecer una nueva experiencia al viajero post-COVID, desarrollada con plataformas tecnológicas que habiliten nuevos ecosistemas multimodales e integrados.

Conseguir esta integración con servicios adicionales implica la creación de un ecosistema que incentive alianzas entre compañías de diferentes sectores, como aerolíneas, operadores ferroviarios, hoteles y agencias de viajes. La coordinación entre estas organizaciones será clave para obtener financiación y aprobación por parte de los reguladores.

3. Extrema complejidad financiera a medio plazo.

La pandemia ha generado graves repercusiones e impactos negativos en las operaciones y finanzas del sector de la aviación comercial. En 2020, los ingresos de la industria disminuyeron más del 60%, obligando a las aerolíneas a recurrir a otros métodos para conseguir liquidez (planes de reducción de costes, anticipo de cobros, retraso de pagos, nuevas líneas de financiación, entre otros).

Ante esto, algunos gobiernos han respondido con programas de ayudas públicas. En España, particularmente, el 3 de julio de 2020 se aprobó el Real Decreto-ley 25/2020 como paquete de medidas para apoyar la reactivación económica y el empleo. Con esto se creó el Fondo de Apoyo a la Solvencia de Empresas Estratégicas.

Pero las pérdidas económicas fueron impresionantes. El impacto en los cinco mayores grupos aéreos europeos durante 2020 fue de hasta 23.000 millones de euros y las deudas a largo plazo se incrementaron en 17.000 millones. Este impacto implica que la complejidad financiera se mantendrá más allá de 2022.

Teniendo en cuenta las estimaciones de IATA y los beneficios de los grandes grupos europeos, se espera que la recuperación de los resultados financieros se vea a partir de 2023, pero no será hasta 2026 cuando se puedan alcanzar los niveles previos a la pandemia.

Esto plantea un escenario dónde, si no se toman medidas para mitigarlo, la recuperación de los niveles de endeudamiento previos a la pandemia se prolongará más allá de 2030, y deberá compaginarse con los planes corporativos de inversión para garantizar la competitividad a través de la transformación digital y sostenible.

La hoja de ruta para la transformación

La recuperación del negocio aéreo está necesariamente vinculada con una transformación profunda de la operación del sector.

Para acometer este desafío, Deloitte cree que las aerolíneas deberían seguir tres recomendaciones principales:

1. Impulsar la transición hacia un transporte aéreo más eficiente y sostenible. Aunque no exista una norma sectorial que marque los límites de emisiones del sector, las aerolíneas ya están desplegando alternativas para controlar su impacto medioambiental.

Este es el caso de los nuevos modelos de aeronave NEO, el combustible SAF o la iniciativa Cielo Único Europeo. Asimismo, invirtiendo de forma adecuada y con el horizonte de descarbonización de 2050, la industria aeronáutica podría contar con tecnologías como los aviones eléctricos o impulsados por hidrógeno.

2. Crear una experiencia diferencial para el viajero post-COVID. Las aerolíneas deben centrarse en una experiencia diferencial en todo el “travel journey” del viajero, tanto en las fases previas como en las posteriores del viaje.

La clave en este sentido será crear alianzas y colaborar con empresas para integrar servicios en una única plataforma multimodal, donde se acompañe la gestión de datos con la relación con el cliente. Todo esto bajo una capa sólida de ciberseguridad.

3. Definir una estrategia de gestión financiera con visión transformacional a largo plazo. Las compañías del sector de la aviación deben centrar su gestión financiera y de largo plazo en dos puntos:

- Aumentar el control sobre los costes gestionables para poder hacer frente a la devolución de deuda y a las necesidades de inversión.

- Reinventar el negocio para incrementar las fuentes de ingresos.

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