Al Baker ha sido un pilar para que Oriente Medio se haya convertido en una zona fundamental para la aviación comercial, tanto desde el punto de vista de los transportistas, como de las infraestructuras; y también para que la aerolínea que ha dirigido hasta ahora haya obtenido siete veces el reconocimiento como la mejor del mundo, además de múltiples galardones de todo tipo.
Su gestión también fue vital para convertir en un potente centro de distribución de tráfico (hub) entre Europa y Asia a de Hamad. También ha sido el artífice de la política de expansión de Qatar Airways, que, entre otras cosas, sea el accionista más importante (posee la cuarta parte de su capital) de IAG -propietario de Brtitish Airways, Iberia, Vueling, Iberia Express y la irlandesa Aer Lingus- y del 10 por ciento de Latam.
Asumió la dirección en 1997, cuando la compañía cumplía tres años. Recientemente protagonizó un fuerte enfrentamiento con Airbus por defectos de producción en los A350, conflicto ya resuelto, y fue imagen visible de Catar en su defensa contra el boicot de países vecinos. También fue relevado de su puesto como responsable de la política turística del país.