Las casi 110 personas a bordo viajaron nuevamente esposadas a sus asientos por aparentes razones de seguridad. Esto es independiente del perfil y del hecho de que la mayoría son personas sin antecedentes policiales, que probaron suerte para cruzar la frontera estadounidense.
A su llegada a Brasil, fueron entregados a la Policía Federal para su recepción y distribución.
Estos vuelos, que son operados a expensas del propio gobierno estadounidense, tienen destinos en los más variados puntos de América Latina, devolviendo a sus países a hombres, mujeres y niños que intentaron ingresar ilegalmente a Estados Unidos y terminaron varados en la frontera. En ese recuento de personas expulsadas, se incluye una gran cantidad de brasileños, que ya superó los 2550 retornados este año.
En los últimos tres años, han habido unos 70 vuelos transportando expulsados desde las áreas fronterizas de EE. UU. a Brasil. (Javier Bonilla)