Diferentes inconvenientes han jalonado el desempeño de la low cost argentina Flybondi en lo que va del verano austral. Desde las dificultades financieras del país, que llevan a la aerolínea a volar con 10 aviones de los 15 disponibles en su flota, por falta de pago a las arrendadoras o por vicisitudes de mantenimiento (desde junio pasado, al menos), hasta incidentes técnicos varios.
El pasado 6 de enero, aterrizando en Mar del Plata, un Boeing 737/ 800 golpeó con su cola la pista, en una toma dura. Anteayer, un vuelo entre Buenos Aires y Puerto Iguazú debió retornar al aeroparque, por problemas no detallados, a las 8,33 h de la mañana, a poco de despegar hacia el famoso destino turístico sudamericano.
Son escenas que vienen, con matices, repitiéndose en el último semestre, en un marco en el que no sólo las empresas argentinas viven en una permanente crisis, sino que hasta la brasileña Gol se ha acogido al capítulo 11 de la ley de Quiebras estadounidense, tras despedir a un 9% de sus funcionarios e incumplir sus obligaciones con arrendadores de aeronaves. Ante esta situación, se prevé, para después de carnaval, una notoria reducción de frecuencias y algunas restricciones para sus servicios terrestres.