Albastar abrirá una base en Madrid

Boeing 737 de Albastar. Foto: Antonio Camarasa.
Boeing 737 de Albastar. Foto: Antonio Camarasa.
El fondo de capital privado español Sherpa cumple en enero medio año como máximo accionista de la aerolínea de vuelos chárter Albastar y ha empezado a tomar las primeras decisiones en la revisión de su estrategia.

Albastar decidió ampliar capital en una operación conjunta de rescate junto al Gobierno a través de COFIDES (Ministerio de Industria), hasta entonces, el “tour operador” italiano IASCTA (Italy Aviation Service) era uno de sus principales dueños y su participación se diluyó, al igual que la del resto de los accionistas.

Sherpa promovió el nombramiento de un nuevo consejero delegado, Fernando Aguado, y cambiar el Consejo de Administración el 12 de enero. En abril abrirá una base en Madrid/Barajas, que se añadirá a las que ya tiene en Palma de Mallorca, donde además la compañía tiene su sede social, Milán y Sicilia.

La flota se reducirá de 6 a 5 Boeing 737, tras renegociar con los arrendadores de sus aeronaves. Albastar prevé que sus ventas se sitúen en niveles muy cercanos a los de 2019, cuando se situaron en carca de 90 millones de euros

El resultado de explotación también mejorará y se situará en torno a los 4 millones de euros, aunque el resultado final estará condicionado por el precio del carburante. Durante 2023, la compañía todavía no deberá amortizar nada del préstamo participativo de 15 millones de euros que la empresa estatal COFIDES, del Ministerio de Industria, le otorgó a la compañía a través de un préstamo. El periodo de carencia abarca hasta 2024. La solución se combinó junto a una ampliación de capital suscrita íntegramente por Sherpa.

Antes que COFIDES, la empresa exploró otras alternativas, como el rescate por parte de la SEPI (Sociedad Estatal de Participaciones Industriales) a través del Fondo de Solvencia para Empresas Estratégicas.

Al margen de estas ayudas, buscó liquidez y recibió distintos préstamos avalados por el Instituto de Crédito Oficial (ICO) y puso en marcha un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) para la inmensa mayoría de la plantilla. 

Albastar sufrió el impacto de la pandemia y su auditor Grant Thornton advirtió del deterioro, tras registrar una caída de tráfico dramática. La situación patrimonial al 31 de octubre de 2020 era de quiebra técnica, al registrar un patrimonio neto negativo de 2,3 millones de euros.

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