La española Air Nostrum y la irlandesa CityJet remitieron un nuevo expediente de cara a su fusión, con el objetivo de lograr el visto bueno de la Dirección General de la Competencia de la Comisión Europea en Bruselas. Air Nostrum, que pertenece a su presidente ejecutivo, Carlos Bertomeu, y a los fundadores de IVI, han precisado en el documento las nuevas condiciones para retomar sus planes previos a la pandemia, que los abortó.
La compañía valenciana quiere que este tema se resuelva antes que termine el mes de marzo. Cuando Bertomeu presentó los resultados en julio ya indicó que pretendía poner de nuevo en marcha esa suerte de alianza, en la que se mantendrán las marcas y se creará una sociedad conjunta que posea las participaciones en ambas aerolíneas.
Pretende ser un primer paso de concentración en el sector de la aviación regional en Europa en torno a Air Nostrum, su mando otras pequeñas aerolíneas independientes en el futuro. La unión de ambas ya recibió el visto bueno en 2019, pero la Comisión pidió que se formalizara de nuevo el trámite, al haber pasado cuatro años. Air Nostrum inició sus planes de fusión con CityJet en 2018, firmando en el salón aeroespacial de Farnborough (Reino Unido) un acuerdo de intenciones que conducía, en principio, a una estrecha cooperación entre las dos mediante la creación de un “holding”, que preveía tener 2.700 empleados y una flota de 90 aviones.
La española aportaría su red de vuelos regulares a cerca de 60 destinos en Europa y África y la irlandesa contratos de “wet lease” (alquiler de aviones con sus tripulaciones, mantenimiento y seguro) con aerolíneas como Air France, Brussels y SAS. La situación ha cambiado. La pandemia redimensionó a ambas y las ha cargado de deudas mediante ayudas estatales para garantizar su supervivencia. Air Nostrum consiguió 111 millones de euros del Fondo de Ayuda a la Solvencia para Empresas Estratégicas (FASEE) de la SEPI (Sociedad Estatal de Participaciones Industriales); así como 140 millones más ligados a los créditos avalados por el ICO (instituto de Crédito Oficial).
CityJet se reestructuró, reduciendo su plantilla de 1.250 empleados a 600 y limitan-do sus actividades a Escandinavia, permitiéndole con ello también tener una deuda inferior, aunque ello suponga tener una mayor dificultad para recuperar su peso dentro del sector a futuro.
Esto implicaba que, además del permiso de las autoridades de la competencia, se necesitaba el de SEPI, por ese préstamo participativo a siete años, que ha dado luz verde a la operación, ya que la integración para posicionarse como un gran grupo europeo era la base del plan de viabilidad con que se avaló la inyección de capital. Ambas mantendrán su gestión independiente.