Asociaciones aeronáuticas reclaman al Gobierno neerlandés priorizar la reducción de ruido sin limitar vuelos

Ilustración generada con IA.
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Airlines for Europe (A4E), la European Regions Airline Association (ERA) y la International Air Transport Association (IATA) han instado a las autoridades neerlandesas a reconsiderar el tope de 478.000 vuelos anuales en el Aeropuerto de Ámsterdam-Schiphol, advirtiendo que la medida amenaza la conectividad aérea y el mercado único europeo. Las asociaciones subrayan que la decisión ignora las recomendaciones de la Comisión Europea, que exigen aplicar el Enfoque Equilibrado (Balanced Approach) para gestionar el ruido sin recortes arbitrarios de operaciones.

Según el comunicado, la industria ha avanzado en la modernización de flotas —con más de 3.600 aviones en servicio— y en procedimientos operativos para reducir el impacto acústico. Sin embargo, el plan neerlandés, al incluir recortes de capacidad como base, desincentivaría inversiones en aeronaves más silenciosas y eficientes. Además, critican que las seis medidas propuestas excluyan a la aviación general y empresarial, pese a que este segmento contribuye al ruido registrado.

Medidas discriminatorias y riesgos legales

Montserrat Barriga, directora general de ERA, destacó que “la reducción de vuelos innecesarios perjudica la conectividad”. Ourania Georgoutsakou, de A4E, añadió que la Comisión Europea ya señaló irregularidades en el proceso, mientras Rafael Schvartzman, de IATA, alertó que el Gobierno neerlandés “no siguió íntegramente el Enfoque Equilibrado”, incumpliendo acuerdos internacionales.

Las asociaciones respaldan acciones legales para garantizar que las medidas sean proporcionales y respeten el marco comunitario. En 2023, las aerolíneas de A4E transportaron a 718 millones de pasajeros, evidenciando su papel clave en la economía europea.

Sobre las asociaciones

A4E agrupa a las principales aerolíneas europeas, con más de 5 millones de toneladas de carga transportada anualmente. ERA representa a 50 aerolíneas y 150 empresas del sector, mientras IATA engloba al 80% del tráfico aéreo global. Todas abogan por políticas que equilibren sostenibilidad y crecimiento económico.

La polémica en Schiphol podría sentar un precedente crítico para otros aeropuertos europeos en su transición hacia una aviación más sostenible.


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