
En la noche del 31 de octubre en un vuelo entre el aeropuerto de Carrasco y Ezeiza , una aeronave Boeing 727 de la empresa Air Class matricula CX-CAR , tras el despegue, registró una indicación de fuego en un motor.
La tripulación activó los protocolos para enfrentar dicha situación procediendo al corte de la turbina en cuestión y otros procedimientos conforme a las Listas de Chequeo del Fabricante de la aeronave y los Manuales de Operación de la empresa, alertando al Aeropuerto de Carrasco, el cual ,de inmediato dispuso los procedimientos de rigor y la inmediata prioridad para el aterrizaje del aparato allí, así como la disposición de un equipo de bomberos en la cabecera de la pista.
La información que habían recibido los tripulantes en la cabina de mando, depende de un sensor de temperatura en el área de los motores, que, estando instalado en la parte trasera de la aeronave , no facilita verificar visualmente si la condición de fuego sugerida existe realmente o no, siendo de praxis , igualmente, actuar como si estuviera sucediendo, aplicando la Lista de Chequeo de “Fuego en el Motor”,
La aeronave aterrizó en la pista 24 de Carrasco con todos los servicios previstos para dicha emergencia, de acuerdo a los protocolos existentes, en tiempo y forma. El lunes 1 de noviembre, tras una exhaustiva inspección a cargo de técnicos de Mantenimiento calificados en el modelo,se comprobó que no hubo una situación de fuego en el motor , sino que se habían detectado fugas en un ducto que transporta aire caliente lo que activó la alarma .
Tripulantes y controladores actuaron con alto profesionalismo conforme a los manuales del fabricante y de la compañía ante una situación de esta naturaleza, así como de los más altos estándares aeroportuarios.
El vuelo demorado por dicha situación , fue cumplido por otro Boeing 727 de la firma matrícula CX-CLC inmediatamente. Finalizada la labor de mantenimiento, el otro Boeing 727 de la firma volverá al servicio normalmente. (Javier Bonilla)