
Hubo un tiempo en que gran parte del hemisferio Norte pertenecía al imperio soviético. Aeroflot era la mayor compañía del mundo y poseía centenares de aeronaves que volaban, no solo a casi todas las esquinas de su vasto territorio, sino del todo el mundo. Era una flota autóctona de Tupolev, Antonov, Ilyushin o Yakolev. Mucho ha llovido desde aquel tiempo. El comienzo de la disgregación de la URSS comenzó en 1991, dando lugar a innumerables pequeñas compañías locales y pronto comenzaron a entrar masivamente aviones occidentales. El tiempo y las cosas en cada esquina de la antigua Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas han cambiado que es una barbaridad.

La nueva Uzbekistan Airways iba a incorporar a su flota modernísimos aviones de Airbus y Boeing, siendo en la actualidad una de las compañías más seguras y eficientes, no solo de la zona, sino del mundo. Es el modelo de como una empresa debe evolucionar de la nada a la eficiencia operativa. Demos breves pinceladas históricas. Todo surge con el desmembramiento de la Unión Soviética, en los años noventa. El presidente del país, Islam Karimov, creó por decreto en 1992 la nueva aerolínea, haciéndose cargo de la añeja flota rusa de la división uzbeka de Aeroflot.

En 1995 será una de las primeras compañías de Asia Central en incorporar 2 avanzados Boeing 767-300ER y 757. El proceso de modernización se completa cuando dan de baja a sus turbohélices regionales rusos Il-114 en 2018. En todo este tiempo pasa de ser de alimentador de Aeroflot, a aerolínea nacional de un nuevo país. En 2000 empleaba a 16.296 personas y ofrecía vuelos directos a más de 40 destinos. En 2014 arroja un crecimiento importante de algo más de 2,5 millones de pasajeros. Lo último pasos hacia la homogenización y equipararse a los estándares occidentales es la incorporación de A320 en 2016 y los primeros Boeing 787-8 en junio de 2017, operando una moderna flota.
La actualidad

En cuento a destinos internacionales, vuela a Azerbaiyan (Baku), China (Beijing y Urumqi, además de Tianjin en carga), India (Mumbai, Amritsar y Delhi), Japón (Tokyo), Kazakhstan (Almaty y Nur-Sultan), Kyrgyzstan (Bishkek e Issyk-Kul), Malasia (Kuala Lumpur), Paquistán (Lahore), Indonesia (Yakarta), Israel (Tel Aviv), Corea del Sur (Seul), Tailandia (Bangkok), Bielorrusia (Minsk), Georgia (Tblisi), Arabia Saudita (Jeddah), Tajikistan (Dushanbe), Turquía (Estambul), Ucrania (Simferopol) y Emiratos Árabes Unidos (Sharjah y Dubai), además de Male (Maldivas) como charter en verano.

Su funcionamiento es muy meticuloso, siendo una marca de fiabilidad en Asia Central, algo no siempre presente en las aviaciones de la región. Uzbekistan Airways recibió su certificado IOSA (IATA Operational Safety Audit) en 2009, primer paso para integrarse en el futuro en una alianza estratégica. Ciertas voces indican que podría ser Star, en donde sería socio junto a Turkish Airlines, uno de sus mercados más importantes, por la vinculación étnica, lingüística, económica y social con Turquía. O tal vez, SkyTeam para sus conexiones, vía Rusia, con Aeroflot.
A los seis meses de recibir su primer Boeing 787, el 27 de julio de 2017, obtuvo el reconocimiento la mejor fiabilidad operativa del mundo con ese modelo. Dispone de un centro avanzado de formación de pilotos y tripulantes de cabina de pasajeros (TCP), con simuladores de varios modelos, como el A320. El mantenimiento integral se lleva a cabo en las instalaciones de Uzbekistan Airways Technics; no sólo de todos los modelos de la propia compañía, sino también de A300, A310, A318, A319, A320 y A321 de otras firmas.

Situado en el aeropuerto de Tashkent, es el más avanzado y completo de toda Asia central. Con 17.280 m2., cuenta con varios departamentos. Podríamos citar, en primer lugar, hangares con capacidad para 3 aviones de fuselaje ancho y capacidad para revisiones A, B y C. Cuenta con zona una de pintado, otra de componentes, talleres de equipamiento interior, laboratorio metrológico, área de materiales compuestos, de célula y departamento de ingeniería, entre otros. Con un personal altamente formado, se realizan trabajos según los estándares de la OACI (Organización de la Aviación Civil Internacional), IOSA y EASA (European Aviation Safety Agency).

La división de transporte de mercancías se encuentra en el aeropuerto de Navoi, construido en los años sesenta entre Samarcanda y Bujara y a unos 470 km. de la capital. Era administrado por KAL (Korean Air Lines) Cargo desde 2009. Hay, igualmente, algunos vuelos regulares desde este aeropuerto, sobre todo a Rusia, con compañías como Red Wings, Rossiya y Ural. Además de los destinos de KAL Cargo, la filial en este negocio de Uzbekistan Airways, llamada UZ Cargo, vuela a nueve destinos con diversos modelos, como los Boeing 767 más antiguos, a Bishkek, Delhi, Dubai, Estambul, Moscú, Bombay Teherán y Tianjin.
Retos de futuro

Su política de facilitar el acceso de los visitantes devaluando la moneda, planeando las infraestructuras para los visitantes internacionales y eliminado los visados a gran parte de los países. Salvo algún acontecimiento catastrófico, la compañía tiene muchas bazas para asegurarse un futuro sin muchos sobresaltos. La escasa competencia en sus filiales de mantenimiento, formación y “catering” permite mantener los costes controlados y tener una postura dominante. Sin embargo, estas potencialidades hacen que se tope también con algunos problemas.

Para eso se necesita una flota de pequeños turbohélices, que podrían venir de Bombardier o ATR. Asimismo, diversas rutas no turísticas regionales e internacionales podrían ser entregadas al nuevo operador. Recientes estimaciones indican que en Asia central se necesitarán en los próximos 20 años 857 aviones en el segmento de hasta 100 pasajeros. Y se cree que serán 1.700 en 2037. La carga seguirá jugando un papel preponderante en un país con una economía en expansión. En 2019 se transportaron 48.000 ton. y se prevén fuertes incrementos.
Por eso, la gestión del aeropuerto de carga de Novoi, que dispone de dos almacenes para procesar 300 ton. de carga por día, ha pasado a Uzbekistan Airways en 2018. Sin embargo, el futuro no se presenta esperanzador en todos los apartados. Hay una serie de debilidades que la compañía debe vislumbrar en su futuro. Aunque el “hub” de Tashkent tiene una cierta relevancia, no es muy inclusivo. Por esa razón, gran parte de sus destinos no son servidos diariamente, lo que limita su capacidad de generar clientes estables. En muchos casos, sus destinos solo tiene dos frecuencias a la semana con puntos claves como Frankfurt, Beijing y otros, incluso centros financieros como Roma, París o Milán, solo una vez a la semana. Está bien para el flujo turístico, pero es poco viable para el movimiento de negocios.
Las cifras, en este aspecto son ciertamente peligrosas. Casi un 60 por ciento de las rutas de la compañía, tienen solo dos frecuencias. Esto es letal, no solo para el punto a punto, sino para las conexiones en un mundo lleno de “hubs”, frecuencias y alternativas, sobre todo las aerolíneas del Golfo o Estambul. Incluso, en muchos casos, se producen vuelos internacionales desde otros aeropuertos nacionales. Su mercado doméstico es un lastre. Debe mantener tarifas nacionales bajas por ley, haciendo que no sea rentable en esos segmentos.
Competencia y calidad

Asimismo, hay una fuerte competencia con el ferrocarril, en un país embarcado en una modernización de líneas y unidades de tren. Hay planes concretos para dotar a sus destinos turísticos internos más rentables con líneas de alta velocidad y equipamiento occidental, como las unidades de Talgo actualmente en servicio. La aerolínea debe buscar aliados. Si hay monopolio en el mercado doméstico, en los destinos internacionales ha establecido acuerdos de códigos conjuntos con Air Baltic, Alitalia, Belavia, KAL, Malaysia Airlines, S7, Turkish y Ural Airlines.
El problema con gran parte de sus códigos compartidos es que juegan en ligas menores, son demasiado limitados, con redes no globales y en algunos casos con compañías competidoras en bastantes segmentos. De momento no tiene acuerdos concretos con aerolíneas en lo que se refiere a programas de fidelidad, lo que hace que tampoco resulte especialmente atractiva para el segmento de hombres de negocios. Los pactos más avanzados son con Air Astana, que tampoco puede considerarse como un socio aéreo global.

Otro reto importante problema es cómo armonizar la flota
Como hemos indicado, vuela con A320, 767, 757 y 787, habiendo pasado de una gran flota de ineficientes aviones soviéticos a 31 aeronaves, apostando por incrementar más los 787, teniendo en mente 8 unidades de este modelo a finales de 2021. En lo que se refiere a algunos de sus 757, se está en negociaciones para sustituirlos con A321neo y A321XLR. Este último modelo es especialmente interesante para la compañía, por su perfecta combinación de alcance y menor capacidad para muchos de los destinos de una aerolínea que no es de red, como Uzbekistan Airways. Los A320ceo más antiguos se piensa en trasladarlos a una posible filial de bajos costes.
Hace grandes esfuerzos por ofrecer un producto de calidad para poder competir en occidente. En primer lugar, en salas VIP y elementos para los clientes “premium”, algo con poca tradición en la órbita soviética; y sobre todo un gran énfasis en tener tripulaciones auxiliares excelentes en un mundo tan competitivo. Se pretende también homogeneizar las configuraciones, asientos y su producto de clase ejecutiva. Los Boeing 787 tienen, por ejemplo, 246 o 222 plazas en clase económica y 24 en “business”. En los 767 es todavía más confuso y hay configuraciones de 2-2-2 y 2-1-2, con diverso número de asientos. Solo los 787 tienen butacas que se pueden poner en posición hirizontal, aunque las críticas a su calidad son devastadoras. Se está en proceso de instalación de pantallas individuales de Panasonic en los 787 y los A320neo.

Hay un total de 57 rutas entre los dos países. Aunque Rusia es extenso, las tarifas son bajas. La amenaza de operadoras “low cost” rusas, como Pobeda en muchas rutas, puede hacer que Uzbekistan Airways necesite ofrecer también alternativas de bajos costes. En otras rutas Uzbekistan Airways controla el acceso de distintos operadores, ofreciendo el único servicio de “catering” y “handling” del país, a precios desorbitados. De momento, prácticamente FlyDubai es la única “low cost” presente en los cielos del país.
Tarde o temprano la compañía tendrá que adoptar la decisión de poner en marcha su filial de bajos costes, en un modelo dual, como hacen el resto de las compañías del mundo. Y, sobre todo, debe acostumbrarse a no seguir apoyándose en el cómodo sistema de subvenciones estatales y someterse también a una posible privatización. Como la economía uzbeka está en proyecto de expansión liberal al galope, es difícil predecir una evolución cierta, y menos en el vulnerable sector de la aviación, en una zona tan impredecible y altamente volátil.
Por Francisco Camino
Fotografías:
1. Boeing 767-300ER (foto Francisco Camino).
2. Simulador de A320 con una tripulación trabajando y su instructor (foto Uzbekistan Airways).
3. Boeing 767 en hangar (foto Uzbekistan Airways).
4. La actual aerolinea dista mucho de la que emanó de los tiempos soviéticos (foto Uzbekistan Airways).
5. Terminal del aeropuerto de Urgench (foto Francisco Camino).
6. La clase ejecutiva de los aviones grandes no está a la vanguardia (foto Uzbekistan Airways).
7. Es posible que se adquieran más aviones de la familia A320 (foto Francisco Camino).
8. La aerolína uzbeka necesita estandarizar su flota (foto Francisco Camino).
9. Mostrador de facturación (foto Francisco Camino).
10. Menú de clase ejecutiva (foto Uzbekistan Airways).
11. El nivel de cualificación de las tripulaciones es elevado (foto Uzbekistan Airways).
12. Tripulantes de Boeing 787 (foto Uzbekistan Airways).