Air Asia una eficiente “low cost” en expansión

Avión de Air Asia en vuelo.
Air Asia es el principal cliente de Airbus en Asia. Foto: Air Asia
Hoy en día, el fenómeno de bajos costes en la aviación es algo tan absolutamente asentado que está transformando toda la filosofía operativa de las aerolíneas tradicionales, que han visto que la reducción de costes y servicios es la llave para unas cuentas más saneadas. La idea, nació con la mayor “low cost” del mundo, Southwest, en 1971 y su expansión ha sido brutal. Tanto, que hoy en día no podríamos considerar nuestros viajes sin la presencia de alguna compañía de este tipo, como Air Asia.

En principio parecía que era un fenómeno simplemente estadounidense, hasta que el ciclón Ryanair invadió Europa poco después, hasta convertirla en la mayor aerolínea del Continente, transportando más pasajeros que nadie en sus cientos de aviones, a pesar de sus sempiternas “haters”. Había mercados más resilientes al fenómeno, por el poder de las otrora aerolíneas de bandera. Pero el “low cost” lo impregna todo con más o menos rapidez. Asia, región de las aerolíneas “full service”, no parecía un lugar propicio. Sin embargo, reunía muchas condiciones ideales para su desarrollo.

La compañía llega casi a cada esquina de los países del ASEAN. Foto: Francisco Camino.

La compañía llega casi a cada esquina de los países del ASEAN. Foto: Francisco Camino.

Las complicaciones de su orografía, los precios de los competidores regulares y, sobre todo, la multiplicación de sus pasajeros en unas economías emergentes, han hecho que Asia sea ya un terreno “low cost”. Tras la liberalización del negocio, por supuesto, la reina absoluta en la zona, la mayor y más eficiente es Air Asia. Hay muchas otras, que han venido creciendo en todo el Continente, pero sólo a ella se le puede considerar como una aerolínea asiáticamente global y, sobre todo, una estrella ascendente. Pero no siempre ha sido así.

La compañía la fundó en 1993 un  con Boeing 737. Tras su fracaso, el carismático empresario indio-malayo Tony Fernandes, al que muchos han calificado como el Richard Branson de Malasia y que, previamente, había trabajado en Virgin, tiene en mente trasladar la experiencia “low cost” a los mercados asiáticos. Cuenta con la colaboración de otros emprendedores, como Datuk Kamarudin, y compran la endeudada aerolínea por una cantidad ridícula. En 2002 la relanzan ya con un nuevo esquema de bajos costes. No inventan nada. Solo aplican la filosofía que había venido funcionando en otros continentes.

A lo largo de su trayectoria, al no desviarse de su hoja de ruta de “low cost”, su ascensión fue imparable. Un año después crean Air Asia Thailand y reciben el galardón de la mejor aerolínea en el Continente. Firman un contrato para adquirir 17 737-300 y gradualmente se comienzan a implementar avances significativos en la región, siendo la primera compañía en ofrecer la posibilidad de rea­lizar reservas exclusivamente a través de dispositivos móviles. En 2007 se funda Air Asia X, su filial de bajos costes de largas distancias, al tiempo que realiza un enorme pedido de 100 Airbus A320, marcando lo que será su flota a partir de ese momento.

Las auxiliares se encuentran entre las más amables del sector. Foto: Air Asia.

Las auxiliares se encuentran entre las más amables del sector. Foto: Air Asia.

El pedido se complementa con 225 ejemplares más del fabricante europeo. La filosofía era clara: promover el tráfico regional, crear mercados multinacionales con filiales en Tailandia, Indonesia, Filipinas, Malasia e, incluso, la India, facilitando los desplazamientos baratos y seguros para todos los ciudadanos en lugares con grandes retos geográficos e infraestructuras deficientes, involucrándose en proyectos con fines sociales, sostenibilidad e inclusividad. Todo esto fue calando, y pronto fue la compañía favorita de Asia.

El bache

Air Asia había venido para quedarse. Aviones coloristas, “buen rollito”, anuncios efectivos y tripulaciones guapas bailando en cada anuncio comercial. De hecho, el diario “New York Times” en 2007, los califica como los “pioneros más representativos” del transporte aéreo en Asia. En 2014, y con un factor de ocupación de casi un 80 por ciento y una flota de más de 100 aviones, transportaba ya más de 45 millones de pasajeros y crecía y crecía. Pero un suceso ocurre en 2016, que hace que todo se revuelva para hacerla desaparecer.

La estrella amenazaba con apagarse de forma abrupta. El 28 de diciembre de 2014 despega de Surabaya (Indonesia) el vuelo QZ8501 con destino a Singapur y poco después el A320 se precipita de forma sorpresiva en el Mar de China. El mundo contiene el aliento. Si bien Indonesia es un país con una climatología complicada en época de lluvias, con las más formidables tormentas del planeta, por las que los aviones deben comportarse como bailarinas de ballet evitando el tiempo adverso, un A320 no puede desplomarse de esa forma. Surgen las sospechas de forma casi inmediata.

Analizando someramente el accidente, que cuesta la vida a los 162 ocupantes, el avión despega a las 05:24 y a las 07:24 se pierde el contacto. Había una tormenta formidable que alcanzaba hasta los 44.000 pies. El comandante pide ascender a 32.000, para minimizar el impacto del tiempo adverso, pero la petición se deniega por haber otros 7 vuelos en la zona. No obstante, se le da permiso para subir a 38.000 pies. En un instante, se desploma en el Mar de China. Tras el “shock” inicial y la aparición de las “cajas negras” se llega a la conclusión, que, aunque el mal tiempo tuvo un efecto importante, no era la causa principal.

Se produjo un fallo en el RTLU (Rudder Travel Limit Unit), un dispositivo que maneja los movimientos incontrolados del timón a alta velocidad. Un “reset” en vuelo, que iba contra los manuales operativos de Airbus, la deso­rientación espacial y acciones contradictorias de su tripulación para corregir una escora hacen que el avión entre en pérdida, sin poder su tripulación hacer nada para recuperar la aeronave. Fue un “shock” y se pensó que los bajos costes no habían funcionado en Asia e iba a ser borrada de la zona. Fernandes, emocionado y entre lágrimas, asume todas las responsabilidades. Sus enemigos comenzaron a celebrar la desaparición de Air Asia de forma prematura.

Cambios radicales

Los accidentes, por muy luctuosos que sean, traen cambios radicales y Air Asia tuvo que hacer un “reseteo” profundo, cambiar muchas cosas y poner las bases para evolucionar hacia una aerolínea más eficiente y, sobre todo, segura. Era lo que le pedía el público. No podía meterse en el círculo de siniestralidad endémica que dominaba a países como Indonesia. No habría una segunda oportunidad. El aviso de error, se había activado 23 veces en las semanas anteriores: Mantenimiento inadecuado y fallos de comunicación entre la tripulación fueron determinantes. Se debían modificar muchas cosas.

Se toman más de 51 medidas concretas para mejorar facetas en mantenimiento en su MRM (Maintenance Resource Management), en la coordinación de sus tripulaciones en el CRM (Cockpit Resource Management) y mejoras en el CASS (Continue Analysis Survailance System), entre otras. En el blanqueamiento de su maltrecha imagen se intentan conseguir certificaciones internacionales, como el de calidad de IOSA (IATA Operational Safety Audit) y, en 2023 la prestigiosa auditora Airlineratings.com, entre otras, como Skytrax, elige a la compañía, como una de más seguras de mundo, arrastrando un historial impecable desde su accidente en 2014.

En una región con centenas de islas remotas, distancias kilométricas, zonas desconectadas, poblaciones ávidas de conexiones, pero en ocasiones poder adquisitivo bajo, es un terreno fértil, para el éxito del modelo “low cost”. Tras una parada por cuestiones de pandemia, Air Asia vuelve a retomar operaciones en abril de 2020 en vuelos regionales y los internacionales de más alcance en octubre de 2021. El crecimiento ha sido de nuevo ascendente y muy importante. Es en la actualidad un conglomerado de empresas y aerolíneas íntimamente conectadas.

Sería muy farragoso, entrar en detalles con todas sus filiales, pero distinguimos dos lineas de negocio diferenciadas. En primer lugar Capital A Berhad, que incluye Air Asia Malaysia, Air Asia Thailand, Air Asia Indonesia y Air Asia Philippines. Está a punto de comenzar Air Asia Cambodia y, previamente, en 2022, Air Asia India se vende a Air India, operando ahora como AIX Connect. La idea es centrarse en el enorme pastel de tráfico que generan los países de ASEAN (Association of Southeast Asian Nations), No en el sentido político, sino geográfico, que asocia a Brunei, Myanmar, Camboya, Indonesia, Laos, Malasia, Filipinas, Singapur, Tailandia y Vietnam).

Además del grupo está la filial Air Asia X, que es una “low cost” de largas distancias con dos subsidiarias Air Asia X Malaysia y Air Asia X Thailand. Con la llegada de los primeros A321XLR, que permitirá abrir mercados de largas y medias distancias de baja densidad, como Asia central y África, se prevé una fusión de todo el grupo, bajo la denominación de Air Asia Airlines. Esto facilitará una permeabilidad de la flota y, sobre todo, versatilidad, a la hora de usar en toda la red de vuelos todos los aviones.

Flota, bases y filiales

Entrando más en detalle, en todas sus filiales, opera exclusivamente con flota de Airbus (con una gran carrera de pedidos) de A320ceo y A320neo, A321neo, A321F convertidos a cargueros y A330. A diciembre de 2023 disponía de 162 aviones operando a 165 destinos de la zona, además de China, Japón, India, Australia, Arabia Saudita, Nueva Zelanda y Estados Unidos, entre otros. La compañía tiene su sede en el aeropuerto de Kuala Lumpur, en un enorme espacio de 56.985 m2., llamado RedQ. Dentro del Malasia cuenta con 4 bases operativas, Johor Bahru, Kota Kinabalu, Kuala Lumpur, Kuching y Penang y fuera del país dispone de las de sus filiales en Phnom Penh, Bangkok, Jakarta y Manila.

Capital A Berhad transportó en 2023 a más de 57 millones de pasajeros, representando un 67 por ciento más que en el año anterior, con un índice de ocupación del 88 por ciento. Air Asia X en sus A330 llevó a casi 3 millones de pasajeros en el caso de Air Asia X Malaysia y 1,5 en Air Asia X Thailand. El “holding” se compone de otras unidades de negocios, como su filial de carga y envíos rápidos, Teleport, con 2 A321F, que trasladaron 200.000 ton. el año pasado, con un crecimiento de un 88 por ciento, con respecto a 2022; Santan que provee el “catering” y el “duty free” de la compañía, con un volumen de negocio de más de 19 millones de transacciones realizadas y un crecimiento de un 115 por ciento con respecto al año anterior.

Debemos mencionar también a su división de prestación de servicios en tierra (handling) GTR, que atendió en 2023 a la friolera cantidad de 144.000 vuelos. Con un entramado realmente atomizado de accionistas, debemos de mencionar someramente a Asia Digital Engineering, que ofrece mantenimiento integral a su flota, incluidas grandes revisiones (overhaul), encargándose la multinacional de servicios aeronáuticos CAE de la formación de sus tripulaciones. Además, con fines sociales y apoyo a la comunidad, se lanzan proyectos educativos en su Air Asia Accademy y de ayuda, con proyectos filantrópicos en Air Asia Foundation.

Se trata de un grupo empresarial muy arraigado en Asia, que quiere ser algo más que una aerolínea grande. El contacto con la comunidad es algo que no quieren perder y luchan por asegurarlo con sus iniciativas. Como uno de los mayores clientes de Airbus en Asia, la cooperación con el fabricante europeo es muy estrecha. Comenzó en 2018, con un plan con varios campos de acción, encaminado no solo a mantenimiento, sino a formación, análisis de datos y cooperación industrial. Air Asia ha realizado pedidos de casi 500 Airbus, incluyendo 362 A321Neo, para ser entregados en los próximos años.

Con crecimientos record, sobre todo en sus “ancillary services” (extras), anunció con cierto alborozo que se ha estabilizado después de la pandemia, y cimentó el camino con crecimiento de flota y rutas, sin salirse de los principios “low cost” y reduciendo los costes financieros, con una estructura más unitaria y fusionando negocios. Busca nuevos mercados en una zona geografía con mucho potencial. China abrió el mercado exterior turístico hace unos meses y Malasia es uno de los países a los que les ha eliminado la visa de entrada (al igual que a España), y se observa una fuerte demanda. Por eso, su plan estratégico futuro está centrado, en la expansión a ese enorme mercado y a la India. En Asia Central se añadirá de forma más o menos inmediata Kazahstan.

Volando con Air Asia

Tuve el placer de realizar un vuelo con Air Asia desde Bali al nuevo aeropuerto de Yogyakarta. Mi reserva fue realizada desde su macro “app” desde España sin demasiados problemas. La compañía siempre tuvo en cuenta la dificultad de acceder a los canales de reserva tradicionales en Asia y que el pasajero fuera autónomo. Por eso, desde el primer momento se motiva a que no solo reserve en un dispositivo móvil, sino que la facturación se haga también “online”. No penalizan por el uso de los mostradores de facturación, que están siempre presentes en muchos aeropuertos menores. La Air Asia Superapp, ahora denominado Move, es todo un entramado comercial.

La aplicación de la compañía ofrece una infinita gama de servicios adicionales. Foto: Air Asia.

La aplicación de la compañía ofrece una infinita gama de servicios adicionales. Foto: Air Asia.

No solo se pueden realizar todas las acciones propias de la compañía en los procesos de cada vuelo, sino reservar hoteles y en otras aerolíneas. Comprar servicios antes del vuelo, reservar coches, comidas, seguros, hasta cosas más inéditas como juegos “online” o chatear con otros pasajeros de la compañía son factibles. Se ofrece un programa de pasajeros frecuentes y el equipaje de cabina es gratis. Se establecen varias tarifas, siendo algunas, como la “Premium Flatbed” (asientos cama) solo exclusiva para Air Asia X.

Los aviones están impolutos. Para garantizar su proverbial puntualidad, Air Asia, si los pasajeros están embarcados, tienen la pasmosa costumbre de salir antes de su hora, en mi caso 30 min. antes. Los asientos están tapizados en cuero en toda la flota y las tripulaciones son proactivas y atractivas. La distancia entre asientos es de 28 pulgadas, con 29 en las primeras filas. Los A330 disponen de tres clases diferentes, con zonas de bajo ruido y un servicio de personalización VIP llamado Red Carpet, con acceso a salas VIP, facturación diferenciada y embarque preferente, aunque solo está disponible para algunos destinos. Hay asientos-cama en largas distancias.

El vuelo mío fue suave, la tripulación técnica especialmente informativa y con unos de los servicios de “catering” más amplios del sector, en donde abundan, además de “snacks”, dulces y “sandwichs”, no solo productos locales, ecológicos y veganos, sino también platos completos a buen precio, en donde no faltan desayunos tipo inglés, platos occidentales calientes o locales como “par nasser”, “noodles” o “biryani” de vegetales. Como en muchas otras aerolíneas se sigue el precepto islámico y no se sirve alcohol ni cerdo, salvo en los vuelos de largas distancias de Air Asia X. Sin duda es una de las experiencias más eficientes y placenteras en la zona.


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